Juicio político a Lasso: ¿hasta cuándo puede decretar muerte cruzada el Presidente?
El martes 9 de mayo, 88 votos en la Asamblea Nacional concluyeron que el presidente Guillermo Lasso deberá ir a juicio político el martes 16 de mayo. Y este domingo 14, 96 legisladores ratificaron a Virgilio Saquicela en la Presidencia de la Asamblea.
Con esos números, desalentadores para el Gobierno, la comparecencia del martes de Lasso ante el Pleno será, para muchos, el momento clave para definir si encamina a una inevitable destitución o debe ir a la muerte cruzada. Si Lasso hace uso del mecanismo constitucional, cabe la duda de, ¿hasta cuándo el Presidente puede cerrar la Asamblea?
En el programa de opinión Políticamente Correcto, Esteban Ron, jurista y decano de la Universidad SEK, expuso que el Gobierno podría decretar muerte cruzada, incluso, hasta momentos antes de la reconsideración de votos en el Legislativo. Sin embargo, para Ron, Lasso debería actuar con cierto sentido de ética profesional y no esperar hasta último momento.
"Una vez terminada la reconsideración de votos en la Asamblea, el Presidente quedaría oficialmente destituido. Antes de eso, Lasso puede hacer empleo del mecanismo constitucional"
Arianna Tanca, analista política invitada al debate, opina que, entre varios escenarios del juicio político, la salida más conveniente para Ecuador es que el Gobierno decrete la muerte cruzada, porque "así gobernaría por seis meses junto a la Corte Constitucional y le dejaría el camino hecho al siguiente régimen".
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¿Cuáles son los escenarios para después del juicio político?
Tanca asegura que son varios los escenarios que pueden suceder antes y después del juicio político. El primero, que Guillermo Lasso llegue a un acuerdo de último momento con la Asamblea Nacional y desista de la votación en su contra. “Pero la política del Ecuador no es así, sabemos que nunca va a pasar”.
El segundo escenario involucra a Alfredo Borrero como sucesor de la Presidencia de la República. Sin embargo, advierte la analista, la Asamblea podría desconocer la sucesión presidencial y optar por otra opción, "así que Virgilio Saquicela asumiría el cargo".
Virgilio Saquicela continúa en la presidencia de la Asamblea y define el juicio político
Gustavo Isch, exsecretario de Comunicación de la Asamblea Nacional, mira un juicio político lleno de incertidumbres donde, hasta el preciso momento de la votación, el futuro de Lasso podría darse la vuelta.
Virgilio Saquicela sigue como titular del Legislativo después de alcanzar 96 votos a favor. Su apoyo al juicio político contra Lasso definirá, en los próximos días, gran parte de la suerte del Presidente. No obstante, advierte Isch, que según su experiencia “en el momento de la votación, una llamada telefónica podría cambiar por completo el rumbo del juicio político, ya ha pasado antes”.
De 137 asambleístas, Lasso debe encontrar el camino para hacerse con un mínimo de 46 votantes. Tanto la oposición como el oficialismo han dejado en claro que la resolución del Pleno del 9 de mayo no garantiza la destitución del Presidente, pero sí lo pone en una situación de riesgo.
La Corte Constitucional debe vigilar el juicio político
Esteban Ron aclaró el papel que debería tener la Corte Constitucional dentro del juicio político a Guillermo Lasso. Según Ron, la Corte debe pronunciarse públicamente sobre cómo vigilará el procedimiento luego de que el Gobierno lo haya solicitado.
“Pero la Corte no tiene el ‘timming’ determinado por la ley para actuar”, dijo el jurista, lo que puede dificultar que el juicio político se desenvuelva en un ambiente de certeza.
Las cifras del juicio político
Con Pachakutik fragmentado, un partido Social Cristiano al borde de la desaparición y una Izquierda Democrática indecisa, Esteban Ron asegura que lo único cierto dentro del juicio político son los 47 votos del partido del correísmo.
Según un último estudio de opinión pública, 35% de ecuatorianos no apoya el juicio político que la Asamblea Nacional lleva en contra de Guillermo Lasso. Pero hay una cifra aún más preocupante, dice Isch, y es que a más de la mitad de la sociedad ecuatoriana parece no interesarle lo que puede pasar al interior de la Asamblea Nacional. La sociedad, entonces, deja nuevamente a merced del interés político el peso de la democracia del Ecuador.