El gobierno de Daniel Noboa, una administración impulsiva e irreverente

Daniel Noboa tiene en Carondelet cuatro días, tiempo suficiente para haber generado más de una polémica. Todas basadas en decisiones que han dejado dudas, más que certezas.

Por ejemplo, en su segundo día al mando asignó como única función a la vicepresidenta “ser colaboradora para la paz y precautelar el escalamiento de la conflictividad entre Israel y Palestina”.

¿Por qué? Es una gran explicación que el país espera. ¿Para qué? Es otra buena pregunta que no tiene respuesta, pues realmente a nadie se le ocurre pensar que la presencia de Verónica Abad en Tel Aviv, va a tener alguna incidencia en una disputa como esa. Por lo que la decisión presidencial termina pareciendo un chiste.

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Otro ejemplo, derogar el decreto que traspasaba la competencia para la construcción del quinto puente al municipio de Guayaquil. Una obra que tendría un impacto positivo en el sistema portuario de la ciudad, es decir, en el sector exportador.

¿Cuál es la razón? No se sabe. Noboa no ha expuesto la motivación técnica de su decisión. Tampoco ha dicho si el gobierno central va a poder contar con presupuesto para hacer la obra. Por lo que termina pareciendo una retaliación contra su antecesor.

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Y un ejemplo más, eliminar, rompiendo simbólicamente, la tabla de consumo de drogas, ¿se acabará con eso el tráfico de drogas en Ecuador? Realmente no.

Para combatir el consumo interno se requieren políticas públicas que Noboa aún no anuncia. Además, el momento quedó plasmado en un video que evoca episodios poco gratos. por lo que el resultado más inmediato de esta decisión ha sido una comparación con Rafael correa.

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Esta parece ser la forma en que va a tomar todas las decisiones el presidente. Sin tanto juicio y sin la aparente existencia de un equipo que lo asesore políticamente.

Así, va creando un sello, una identidad basada en esta forma de gobernar que además de hermética, luce un tanto impulsiva e irreverente.