¿Cual es el camino político que siguió la reforma al Código Integral Penal?
Los bloques de mayoría que se están acusando por la caída de las reformas al COIP resultan ser responsables del mismo lío. El correísmo quiso la de justicia y, en la repartición de comisiones, se la entregaron completa. Cinco de 10 legisladores son suyos y el Presidente, también suyo, tiene voto dirimente.
Así ese bloque lideró el proceso de unificación de más de 40 reformas al COIP, hasta ahí las cosas parecían ir bien. Pero horas antes de que el informe para segundo debate llegara al pleno.
Construye y juristas sonaron la campana. Según ellos, uno de los artículos abría la puerta a la impunidad, permitía la revisión de sentencias ejecutoriadas y beneficiaba -dijeron- al expresidente Correa. Y no solo eso, otro artículo levantaba la reserva de investigaciones de la Fiscalía cuando hasta los legisladores lo pidan.
Los miembros no correístas de la comisión dijeron estar sorprendidos. Pero el Presidente de la mesa les recordó que esos cambios se aprobaron con los votos social cristianos y de ADN.
Así se desbarató la unanimidad y en el pleno el correísmo quiso meter sus goles y diseño un plan A y un plan B, o se aprobaba en los artículos o en la disposición general.
Puesto en evidencia el correísmo, sus aliados, social cristianos y ADN, se apartaron. Pero quisieron salvar lo bueno del proyecto, el oficialismo complicó las cosas, dijeron que se abstendrían en los temas que coincidían con aquellos de la Consulta Popular.
Se sumó el hecho de que para ninguna de la salida propuestas había 70 votos. Las reformas quedaban entonces en el limbo. Qué quedó: justificarse y acusarse mutuamente. Todos salieron perdiendo.
El correísmo no alcanzó a aprobar su propuesta. La mayoría perdió la oportunidad de reformar el COIP y la Comisión de Justicia queda en el futuro bajo la lupa.