Elecciones Ecuador 2025: el exceso de binomios también se explica desde la corrupción, según analistas
Luego del cierre de las primarias dictadas por el Consejo Nacional Electoral, son 17 candidaturas presidenciales las que correrán para las elecciones generales en febrero de 2025. Aunque esto podría interpretarse como una muestra de pluralismo democrático, analistas advierten que factores como la narcopolítica y la corrupción podrían estar influyendo en la abundancia de candidaturas.
Durante el programa Políticamente Correcto del domingo 18 de agosto, Marcelo Espinel, jurista y representante del Observatorio Legislativo de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo, señaló que la abundancia de binomios podría deberse a que ciertos candidatos se postulan no para ganar. En realidad, lo hacen bajo pedido de los partidos políticos que les ofrecen dinero por su participación.
"Existe un fondo para la promoción electoral asignado a cada organización política durante las elecciones. Aunque la mayoría de este dinero se destina a publicidad, es posible que una parte se desvíe para el beneficio personal de los candidatos presidenciales", explicó Espinel.
CNE por su parte ya aprobó el monto económico destinado para cada una de las 17 candidaturas confirmadas. Según el organismo, los binomios presidenciales podrán gastar $5'494.525 en campaña electoral. Es decir, $0,40 centavos por cada elector habilitado para sufragar el próximo 8 de febrero de 2025.
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Según Espinel, este comportamiento se explica porque algunos partidos, conscientes de que no tienen posibilidades reales de ganar la Presidencia, buscan simplemente asegurar el mínimo de votos necesario para mantenerse registrados y evitar desaparecer de la escena política.
César Ulloa, politólogo y vicerrector del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), señaló a la narcopolítica como un segundo factor detrás del gran número de binomios presidenciales que aparecerán en las papeletas.
Ulloa argumenta que, en tiempos electorales, se mueve mucho dinero que aún no es controlado adecuadamente por las entidades públicas. En ese sentido, algunas organizaciones y figuras del ámbito político utilizan este período para introducir dinero de origen ilícito, proveniente frecuentemente de otros países, para mezclarlos con los fondos de campaña. Este proceso se conoce como lavado de dinero.
"Con la llegada de la narcopolítica, a veces el mejor negocio para los partidos es perder las elecciones, no ganarlas", afirmó Ulloa.
Gabriella Guerrero, politóloga y experta en temas electorales, atribuyó estos problemas a la pérdida de una cultura política sólida dentro de los partidos. Para revertir esta situación, propone que el CNE trabaje en la implementación de un mecanismo de primarias que depure las candidaturas, eliminando a aquellas que no sean viables y concentrándose en los cuatro o cinco partidos políticos que realmente estén preparados para gobernar.
Guerrero advirtió que, de no implementarse estos cambios, la fragmentación electoral podría agravarse, aumentando la posibilidad de que personajes emergentes, como los outsider, logren destacar en la papeleta electoral, aunque no estén capacitados para resolver los grandes problemas del país. Este fenómeno, añadió, podría afectar incluso al candidato con mayor intención de voto, el presidente Daniel Noboa.
"Cuantos más candidatos haya, más difícil será para el Gobierno captar suficientes votos para ganar las elecciones", explicó la politóloga.
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La Asamblea Nacional, otro factor a considerar con la fragmentación política
Con tantos partidos políticos participando, el problema de la fragmentación política tendrá mayor impacto en la conformación de la nueva Asamblea Nacional para 2025. Según los panelistas, la participación de tantos movimientos políticos podría aumentar los llamados "camisetazos", dificultando la gobernabilidad.
Espinel señaló que, en las últimas elecciones legislativas, al menos 10 organizaciones y movimientos locales o provinciales lograron colocar a un asambleísta. El problema es que, con el tiempo, los partidos más grandes, en su mayoría el partido de gobierno, intentan atraer a estos asambleístas mediante ofertas de candidaturas u otros incentivos.
Para evitar el camisetazo, Espinel sugiere que el CNE exija la afiliación política un año antes de las elecciones con la finalidad de que los asambleístas no puedan cambiar de organización política una vez iniciado el ciclo legislativo.
Aun si nada cambia, Guerrero no cree que la composición de la Asamblea de 2025 mute mucho respecto a la de 2023. Lo que sí anticipa es una transformación importante dentro del bloque oficialista.
"ADN podría crecer, la gente ahora conoce a Noboa y votará por él, no por los asambleístas, así que su número será mayor, pero no creo que el resto de bancadas cambie mucho", dijo.
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¿Es necesaria una Asamblea Constituyente?
Tanto Gabriella Guerrero como Marcelo Espinel coinciden en que las leyes electorales y del Estado deben ser reformadas desde sus cimientos para evitar más incursiones de la corrupción e intereses políticos particulares. En este sentido, proponen que es necesario comenzar un debate sobre la creación de una nueva Constituyente.
César Ulloa, en cambio, opina que no es necesario llamar a otra Asamblea Constituyente. El analista asegura que otra reforma estructural desestabilizaría aún más el funcionamiento del Estado.
En su lugar, insta a que, para las próximas elecciones, las universidades, "que han permanecido en silencio durante todo este tiempo", así como las élites productivas y los colegios profesionales, ejerzan mayor presión sobre la clase política para que los comicios de febrero próximo se lleven a cabo con la transparencia y responsabilidad debida.
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