Las niñas que nunca envejecen y otras condiciones inusuales que fueron noticia en 2014
Unas son enfermedades raras -por poco frecuentes-, otras son condiciones poco vistas.
Unas son enfermedades raras -por poco frecuentes-, otras son condiciones poco vistas. Todas implican un drama humano para quienes las padecen y, en muchos casos, un verdadero enigma para los especialistas.
Estas son algunas de las que, por una u otra razón, estuvieron este año en la agenda noticiosa.
Rara vez se cuestiona la inevitabilidad de la vejez.
Cuatro niñas parecen desafiar una de las mayores certezas de la vida: el envejecimiento.
Las jóvenes sufren una enfermedad que se caracteriza por lo que parece ser un estado permanente de infancia, una atrofia drástica del desarrollo.
Aunque hay varios centenares de teorías sobre el envejecimiento, que lo relacionan con una amplia variedad de procesos biológicos, todavía nadie entiende cómo integrar toda esta información dispersa.
Se sospecha que la enfermedad se debe a un defecto en alguna parte del ADN de las niñas.
Richard Walker, que se propuso "curar" la vejez para cuando cumpliera los 40, cree que estas niñas podrían tener la clave de la inmortalidad.
Averigua cómo y por qué se cree que estas niñas no envejecen
Samantha siente que debe ponerse maquillaje todo el tiempo para disimular las cicatrices de la cara.
La dermatilomanía es un trastorno de control de impulsos que se caracteriza por pellizcar, rascar o excoriar la piel de forma repetitiva y sin control.
Algunos especialistas vinculan esta enfermedad -también conocida como pellizco cutáneo patológico- con el trastorno obsesivo compulsivo.
Samantha Wake sufre este trastorno desde los 12 años. Aquí les contamos su historia.
Como en la mayoría de las personas que sufren este mal, la dermatilomanía afecta principalmente el rostro. Pero también puede dejarle cortes y costras por todo el cuerpo.
Samantha siente que debe ponerse maquillaje todo el tiempo para disimular las cicatrices de la cara. Wake cuenta que su enfermedad la pone en un "estado como de trance" que impide que haga tareas diarias. "Es como si mi mente no estuviera ligada a mi cuerpo", dice.
Si detecta alguna imperfección en la piel, no puede dejar de pellizcársela o rascársela hasta que se la quita. El problema está en que con frecuencia termina con una herida mucho peor.
Homero describe cómo Venus y Marte quedaron enganchados ante las "inextinguibles carcajadas" de los dioses. (Joachim Anthonisz, J. Paul Getty Museum).
Suena a una escena de una burda comedia sexy. Pero las historias de parejas que se quedan atascadas durante la relación sexual han estado con nosotros durante siglos... y algunas de ellas hasta pueden ser ciertas.
El doctor John Dean, médico de sexualidad en Reino Unido, dijo que estos casos se refieren a un raro fenómeno conocido en el ámbito como "penis captivus" (pene atrapado).
"Cuando el pene está dentro de la vagina se va hinchando gradualmente", explicó al dar su hipótesis sobre cómo puede ocurrir el problema.
"Los músculos de la base pélvica de la mujer se contraen rítmicamente con el orgasmo. Mientras esos músculos se contraen, el pene se atasca y se hincha aún más".
Al final, los músculos vaginales se relajan, el pene se descongestiona de sangre y el hombre puede retirarse.
Entérate de los detalles de este fenómeno
Janine Goodier tuvo que dejar su trabajo para ocuparse de su hija.
Mientras que muchos de nosotros soñamos con dormir unas horas extra debido a las presiones del trabajo y la familia, para Beth Goodier es una pesadilla.
La joven de 20 años de edad, de Stockport (en Manchester, Reino Unido), tiene el síndrome de Kleine-Levin (KLS), también conocido como el síndrome de "La Bella Durmiente".
"Vivir con KLS está lejos de ser un cuento de hadas", dice Beth.
"No es nada bonito, no es nada romántico; es horrible".
Durante los episodios de su enfermedad extremadamente rara, que pueden alargarse semanas, Goodier está despierta sólo dos horas al día.
Quienes sufren el transtorno suelen tener orgasmos involuntarios en público y en las situaciones menos oportunas.
"Imagínatelo: es el funeral de tu padre y estás arrodillado junto a su ataúd, despidiéndote para siempre de él. De repente, tienes nueve orgasmos. Justo ahí, cuando toda tu familia está de pie detrás de ti".
Ese es el día a día de Dale Decker, un estadounidense de 37 años que sufre el Síndrome de la Excitación Sexual Persistente (PSAS, por sus siglas en inglés).
Desarrolló el transtorno en el 2012, cuando una tonta caída hizo que se le desplazara una vértebra.
El caso de Decker pone sobre la mesa un síndrome que hasta ahora se había atribuido a la mujer.
Te contamos sobre este trastorno