Puerto Quito, un paraíso natural a solo dos horas y media de Quito
Enclavado en las montañas del noroccidente de la provincia de Pichincha, el cantón Puerto Quito, a dos horas y media de la capital, es un paraíso natural compuesto por selva y por valles de tierra fértil, pero hay un recurso vital que palpita: es el agua.
El pulso del agua en Puerto Quito se siente en los ríos y las cascadas, son más que simples corrientes; son las arterias que alimentan la vida y que la comunidad se ha propuesto cuidar.
Hay al menos una 15 cascadas. Una de ellas es la Virgen del Cisne, ubicada en el recinto Unión Cariamanga, no es de las más grandes de la zona, tiene 8 metros de alto. Sin embargo, por su forma es una de las más visitadas.
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Flora y cascadas
Las cascadas se convierten en hábitat para diversas especies, entre ellas las ranas.
O el insecto palo. Un animal increíble que se camufla para su supervivencia, tiene la forma de una rama, por lo que al caminar puede pasar fácilmente desapercibido.
La flora tiene sus particularidades y aquí la naturaleza vuelve a sorprender con árboles como la palmera caminante, mide entre 15 y 20 metros de altura, tiene un conjunto de raíces que crecen por encima del nivel del suelo y llegan a medir 3 metros de alto, a medida que el suelo se desgasta la planta forma nuevas raíces, que actúan como pequeñas piernas y permiten que la palmera se desplacen 20 centímetros al año.
Más adelante, en el recinto Santa Fe, está otra cascada, una de las más grandes del cantón, la del Silencio, tiene más de 30 metros de altura. Y está rodeada de misteriosas cuevas que son refugios de aves. Sus cristalinas aguas son el reflejo del cuidado que ha puesto la comunidad para mantener un ecosistema sano.
En el recinto Puerto Rico, el particular sonido de la caída del agua alerta de otra cascada. La de Shinshink que significa hojas del viento en shuar, otra fuente hídrica y quizá es una de las más importantes para la comunidad, la caída vertiginosa de las aguas del río Culebritas que alimentan a esta fuente natural. Es una muestra más de la grandeza de la naturaleza y sus regalos.
Por eso la comunidad ha entendido el relevante papel de la conservación.
Misteriosas cuevas
La flora tiene sus particularidades y aquí la naturaleza vuelve a sorprender con árboles como la palmera caminante, mide entre 15 y 20 metros de altura, tiene un conjunto de raíces que crecen por encima del nivel del suelo y llegan a medir 3 metros de alto, a medida que el suelo se desgasta la planta forma nuevas raíces, que actúan como pequeñas piernas y permiten que la palmera se desplacen 20 centímetros al año.
Más adelante, en el recinto Santa Fe, está otra cascada, una de las más grandes del cantón, la del Silencio, tiene más de 30 metros de altura. Y está rodeada de misteriosas cuevas que son refugios de aves. Sus cristalinas aguas son el reflejo del cuidado que ha puesto la comunidad para mantener un ecosistema sano.
En el recinto Puerto Rico, el particular sonido de la caída del agua alerta de otra cascada. La de Shinshink que significa hojas del viento en shuar, otra fuente hídrica y quizá es una de las más importantes para la comunidad, la caída vertiginosa de las aguas del río Culebritas que alimentan a esta fuente natural. Es una muestra más de la grandeza de la naturaleza y sus regalos.
Por eso la comunidad ha entendido el relevante papel de la conservación.
Los ríos de Puerto Quito
Los ríos también forman parte de la riqueza hídrica de Puerto Quito. Hay más de una decena que albergan variedad especies como la trucha.
Desde el aire se aprecia a dos de los más grandes, el Caoni tiene 20 metros de ancho, en algunos sectores su curso es rápido y correntoso, sus aguas riegan fincas ganaderas y agrícolas que tiene al cacao como su principal producto, este se cruza con el río Blanco que desemboca en el océano Pacífico con el nombre de río Esmeraldas.
Los recursos hídricos de Puerto Quito son un tesoro invaluable, su supervivencia depende de la acción colectiva. Conservar el agua es una labor que va más allá de la comunidad.
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