El bosque protector Arutam, en Pastaza, es un santuario verde donde florece la vida
En este vasto lienzo de la selva amazónica se levanta el bosque protector Arutam que tiene 1 087 hectáreas. Está en la parroquia Simón Bolívar, del cantón Pastaza. Es una zona de alta humedad y lluvias frecuentes, a 800 metros sobre el nivel del mar y con temperaturas que oscilan entre 18 y 24 grados.
Los primeros árboles que aparecen son los centenarios kamush, cuya presencia indica que se está ingresando a un bosque primario.
Al avanzar por un sendero se revelan cientos de ceibos, ahuanos, y canelos. Entre las sombras de estos gigantes verdes una sinfonía de vida rompe el silencio.
Son las loras cabeciazul, pericos verdes, y guacamayos que llegan a buscar alimento. Los expertos han censado 216 especies de aves en la zona.
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En medio de plantas de bijao, el saltamontes de cuernos cortos se desplaza. Mientras una "chicharra de espinos", caracterizada por sus patas robustas, se esconde entre el musgo.
Por su gran biodiversidad, desde 1997 el Ministerio de Ambiente lo proclamó como uno de los cinco bosques protectores de la provincia de Pastaza.
Avanzando medio kilómetro al norte aparecen vertientes del caudaloso río Pastaza, separado por tres kilómetros del bosque.
Alrededor de pequeñas cascadas se divisan anfibios como la "rana de casco", especie única de América del Sur y América Central.
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Este también es refugio de serpientes como la "arbórea de cabeza roma" conocida por su cabeza plana y romboidal.
Durante siglos, una comunidad shuar ha protegido este territorio. Actualmente, 13 familias cuidan sus más de mil especies de flora y fauna, preservando especialmente los árboles medicinales como el chuchuguazo y la canela, reconocidos por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
“Para nosotros el bpa es un pequeño pulmón de Pastaza, para cuidar la biodiversidad y es principalmente para cuidar nuestros conocimientos, nuestros conocimientos de la nacionalidad shuar", dijo José Vargas, coordinador del bosque protector Arutam.
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Entre 6 y 7 guardianes shuar recorren cada seis meses el bosque para evitar la incursión de cazadores y prevenir la deforestación.
Para poder explorarlo se debe contar con la autorización de las 13 familias que asignan guías para visitas.
"Se acude para recorrer y ver qué está pasando, eso nos ayuda a tomar decisiones para comunicar a otras autoridades, incluso a las dirigencias de otras nacionalidades, para que se respeten los territorios que son ajenos", contó Mario Vargas, guardia del bosque protector Arutam.
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Después de casi 4 kilómetros de sendero, se llega a la zona virgen de Arutam, la única parte que permanece sin intervención humana.
Un hábitat que alberga grandes mamíferos como el jaguar amazónico y el puma.
Es más de la mitad del área del bosque. Aquí, la densa vegetación casi oculta el sol.
Un rincón donde la vida florece en su forma más pura. Un santuario verde.