El Complejo de Humedales Ozogoche alberga tres mil especies de plantas y una diversidad de aves y mamíferos
El cielo y las montañas se reflejan en las aguas cristalinas del “Complejo de Humedales Ozogoche”. Es un espejo natural en el páramo andino. 45 lagunas se despliegan a lo largo de 10 017 hectáreas, entre las provincias de Chimborazo y Morona Santiago, a 3 788 metros sobre la Cordillera Oriental.
Se ingresa por el sistema montañoso de Ayapungo, partiendo de la comunidad de Ozogoche alto, en la parroquia Achupallas del cantón Alausí.
Aquí, hace 14 grados, una capa dorada de pajonal alto, mecida por un intenso viento, actúa como una esponja, reteniendo el agua y drenándola hacia la cuenca de las lagunas.
El plumaje negro con rayas blancas de los Curiquingues resalta entre las rocas, desde donde alzan vuelo.
Hacia el sureste, se revela la primera laguna: “la Cubillín”, la más grande del complejo, que ocupa un área de 700 hectáreas. La brisa agita sus aguas profundas y forma olas de 20 a 30 centímetros que golpean sus piedras de colores en la orilla.
Frente a su playa, nace la flor de los Andes: la “chuquiragua”, una planta de propiedades curativas y antiinflamatorias, cuyo intenso naranja sobresale, abriendo paso a un bosque, árboles de Quishuar y Pumamaqui, cubierto con pequeñas almohadillas que nutren sus 3 000 especies de plantas.
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Este ecosistema está atravesado por un río que conecta con la laguna “magtayán”, a la cual se llega caminando kilómetro y medio. Su figura alargada forma una suerte de cola que ocupa 400 hectáreas.
Sus aguas más tranquilas y transparentes permiten ver un colchón de algas. Hasta aquí llegan comuneros para pescar truchas, de forma controlada.
En sus bordes, una cortina de totoras, de un metro, se mezcla con el pajonal por donde sobrevuelan garzas blancas mientras otras descansan. Patos, gaviotas y chorlitos forman parte de sus 50 especies de aves.
El complejo lacustre está en el corazón de la cadena montañosa de Achipungo. Las elevaciones rocosas de los cerros Soruche, Sanquín, Rumiñahui, el Pulpito y Cerro Azul albergan glaciares menores, vertientes y afluentes naturales que conforman su reserva hídrica, crucial para 26 comunidades y tres sistemas de riego de Alausí.
Verdecocha conforma otra de las lagunas cuya extensión apenas alcanza medio kilómetro.
Las otras 42 lagunas son más pequeñas y están dispersas entre bosques de pino y polylepis donde las dantas se ocultan de los tigres y pumas. Se han censado 900 especies de vertebrados.
David Arellano, Técnico de Turismo Alausí, dio a conocer las especies que habitan ahí:
“Tenemos el venado de páramo, el lobo, algunas ocasiones se ha visto el oso andino, tenemos los conejos de páramo y las alpacas.”
En 1983, este complejo lacustre fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Actualmente, 60 familias del pueblo Puruhá y 14 guardaparques del Ministerio de Ambiente protegen este ecosistema de alta montaña.
Recorrer las tres lagunas principales toma unas ocho horas.
Cada año, 3 000 turistas visitan el “Complejo de Humedales Ozogoche”, cuyas aguas nutren las cuencas de los ríos Pastaza y Paute.