Inseguridad en el Malecón del Salado: un sitio turístico en decadencia

Ni los sitios turísticos o regenerados se salvan de los denominados chamberos en Guayaquil.
17 jun 2024 , 17:00
Redacción

El robo de tapas de alcantarillas, medidores de agua y señaléticas no se detiene en Guayaquil. El equipo de Televistazo realizó un recorrido por la extensión del Malecón del Salado y pudo constatar que a plena luz del día, un hombre no dudó en robar una plancha metálica de uno de los barandales instalados en el malecón, específicamente en el sector del barrio 10 de agosto, en el oeste de la ciudad.

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Este sitio, que en el pasado era una atracción turística, ha dejado de serlo debido a la inseguridad. Ahora, muy pocos se atreven a caminar por allí, y el lugar se ha convertido en el refugio de aproximadamente 20 personas en situación de calle.

Los habitantes de la ribera del Estero Salado denuncian constantes robos y afirman que los chamberos están desmantelando esta extensión del malecón.

Raquel Manzo, una habitante del sector, comenta que robos como estos ocurren a diario y no hay quien los controle, a pesar de las rondas de 12 guardias de seguridad. Además, todas las luminarias han sido sustraídas, dejando el malecón en completa oscuridad durante la noche.

El alcalde, Aquiles Álvarez, ha señalado que están adelantando convenios para implementar mejoras en el malecón, que tiene una extensión de 1.2 kilómetros, abarcando desde la Plaza de la Música en la calle Ismael Pérez Pazmiño hasta el Puente de la 17.

No solo los barandales y las luminarias son objeto de robo; las tapas metálicas de alcantarillas y los medidores de agua también son codiciados por los chamberos.

Según el Departamento de Comunicación de Interagua, mensualmente se roban unas 180 tapas de alcantarilla y hasta 300 medidores de agua en sectores como el centro, Isla Trinitaria en el sur, Valle de la Flor, Flor de Bastión y El Fortín en el noroeste.

Entre mayo de 2023 y el pasado 11 de junio, 18 recicladoras fueron clausuradas por el personal municipal debido a diferentes anomalías, como el hallazgo de cables de cobre y mobiliario público en sus instalaciones.

La situación refleja un problema persistente y complejo que las autoridades locales intentan controlar con medidas más estrictas y la colaboración de la comunidad.

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