Fiestas de Guayaquil: Julio Jaramillo vive en La Taberna, el icónico bar que guarda su memoria
Quien es recordado no muere, dice un viejo refrán. Y, en las paredes del icónico bar La Taberna, ubicado en el escalón 37, del cerro Santa Ana, Julio Jaramillo vive entre generaciones pasadas y presentes, a través de las memorias que se exhiben de él.
Con más de 100 años de historia, este predio ha experimentado diversas transformaciones. Desde ser una escuela particular llamada Oriente hasta un taller y luego un restaurante conocido como La Gran Chuleta, el lugar ha evolucionado con el tiempo.
Hoy, turistas de distintos rincones del mundo lo visitan, algunos llegan confundidos, creyendo que este es el sitio donde vivió El Ruiseñor de América, Julio Jaramillo.
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Entre risas, Manuel Vélez, propietario de La Taberna, desmiente aquel rumor y repasa la historia de su abuelo materno, Francisco Orrego Peñafiel, quien era músico y amigo de JJ. En esa época, en el año 1958, cuenta, cerca de la casa estaba ubicado el Teatro Al Aire Libre Bogotá, en la actualidad se llama José de La Cuadra.
Este teatro solía recibir a artistas internacionales de gran renombre, como Los Iracundos, El Puma y Rafael, quienes compartían escenario con talentosos cantantes nacionales como teloneros.
En aquellas noches de bohemia, después de cada espectáculo, JJ y su abuelo Francisco se reunían para compartir su profunda pasión por la música.
"A la salida del teatro, Julio, quien era muy cariñoso, venía por acá, tenía un poco de novias y daba serenatas, mi abuela nos contaba que no dejaba dormir. Esa es la historia", aclara Vélez.
Es así como La Taberna se convierte en un lugar donde la música y las memorias se entrelazan, manteniendo viva la historia de amistad entre Julio Jaramillo y su abuelo.
Curiosamente, no fueron ni su abuelo ni su padre quienes despertaron en Manuel la pasión por la música de JJ, sino su esposa.
"La familia de ella era 'jaramillista', y fue ella quien me inculcó el amor por JJ", recuerda con una sonrisa. Además, añade con cariño que su madre también era una fiel admiradora del legendario cantante.
El año 2001 marcó un importante punto de inflexión en la historia del lugar. Con la regeneración urbana y la construcción del Malecón 2000, el turismo comenzó a florecer en la ciudad, dice Manuel.
La historia que había escuchado desde su infancia se materializó en un inspirador concepto: hoy, La Taberna se ha convertido en el epicentro de eventos dedicados a recordar al gran cantante.
Manuel comparte con entusiasmo: "Cada primero de octubre, en el cumpleaños de Julio Jaramillo, y durante el Día del Pasillo, nos reunimos aquí para llevar a cabo una especie de congreso. Personas de México, Uruguay, Venezuela, Colombia y coleccionistas de discos nos visitan para participar en estas emocionantes celebraciones".
En estas festividades por la Fundación de Guayaquil, también se rinde homenaje al Ruiseñor de América con artistas que lo imitan. Según Vélez, la fecha es una oportunidad para rescatar las costumbres del pasado, mostrando una exposición que representa cómo era el barrio años atrás.
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Las festividades se llenan de sabor con eventos gastronómicos que celebran la comida típica, mientras que se lleva a cabo la elección de la Reina y Virreina del barrio.