Saparas protestarán si siguen extrayendo madera de balsa de sus territorios
Dirigentes de esa nacionalidad denunciaron que empresas madereras quieren su territorio.
Dirigentes del Consejo de Gobierno de la Nacionalidad Sapara de Ecuador (NASE), la más pequeña de las comunidades ancestrales del país, amenazaron con movilizaciones si el Ejecutivo no restringe la entrada de empresas madereras a su territorio en la Amazonía.
En un comunicado esta nacionalidad indígena ecuatoriana denunció que empresas madereras han intentado negociar parte de su territorio para extraer árboles de balsa bajo la promesa de que "darán salud y educación", unos derechos, agregaron, que "debe garantizar el Estado ecuatoriano".
Nema Grefa, presidenta de la NASE, exhortó al Ministerio del Ambiente a que cumpla con los compromisos adquiridos a través del Programa Socio Bosque, que desde 2008 impulsa la conservación de bosques y páramos nativos a través de incentivos económicos a campesinos y comunidades indígenas.
La dirigente indígena se quejó que esos incentivos no han sido pagados y pidió al Gobierno que cumplan con sus compromisos.
La balsa es un árbol silvestre típico de los bosques de Latinoamérica, especialmente de Ecuador, que se caracteriza por ser la madera más liviana conocida, incluso más que el corcho.
Su gran dureza y bajo peso hacen de él una especie codiciada por las madereras, que acuden a la Amazonía en busca de troncos que muchas veces es la propia población indígena la que provee como alternativa de sustento.
El crecimiento de esta explotación en el último año ha generado malestar en grupos ambientalistas.
Marlon Vargas, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (CONFENIAE), acusó a las industrias madereras de "comprar las conciencias" de líderes comunitarios para beneficiar a los intermediarios a costa de las poblaciones locales.
Y aseguró que llamarán a movilizaciones si el Gobierno no restringe la tala de este tipo de árboles en territorio sapara, en el este de la provincia de Pastaza.
Manari Ushigua, líder histórico de la Nacionalidad Sapara, explicó que los árboles de balsa tienen un valor espiritual para las comunidades y su función es equilibrar y restablecer la energía de la zona para que sea un lugar habitable.
"Vamos a defender nuestra selva incluso con nuestra sangre porque esa balsa no se puede tocar", añadió Ushigua.