Refugios de vida silvestre en peligro por la pandemia del COVID-19

Bioparque Amaru en Cuenca. Foto: API
25 jun 2020 , 03:10

¿Para qué sirven y cómo funcionan los zoológicos en Ecuador?

En Ecuador, los zoológicos y los centros de rescate están luchando para alimentar a sus animales. Biólogos y conservacionistas de Cuenca, Quito y Guayaquil explicaron cómo se las arreglan.

 

Por lo general, los visitantes pagan la entrada del centro para poder conocer y ver de cerca tigrillos, jaguares, tucanes, tapires y otras especies endémicas. El dinero recolectado sirve para el mantenimiento tanto de los animales como de las instalaciones que ellos habitan. Así mismo, reciben donaciones de personas naturales o empresas. 

Sin embargo, debido a la pandemia por el coronavirus COVID-19, que ha paralizado sus actividades por tres meses, su presupuesto se ha visto afectado -en muchos casos- al límite, luchando para que sus animales sobrevivan. 

 

El presidente de Asociación Ecuatoriana de Zoológicos y Acuarios, Ernesto Arbeláez, explicó que más de sesenta organizaciones en todo el país están sufriendo dificultades económicas. "Nuestras capacidades de autogestión se han afectado debido a que nuestros modelos se enfocaban principalmente en la recepción de visitantes", señala Arbeláez, quien también es director del Bioparque Amaru en Cuenca, que alberga a más de 1.400 animales.

 

 

El Bioparque Amaru tiene cierta reputación como refugio seguro para los animales. La mayoría de las especies que viven allí han sido rescatadas del tráfico ilegal de especies silvestres, cazadores furtivos y encuentros con seres humanos en zonas urbanas o residenciales. Todas son especies nativas de Ecuador, protegidas por el Ministerio de Ambiente y el Gobierno Nacional, sin embargo, llegan a centros como Amaru sin recursos o medicinas para solventar la vida de estos animales. 

 

"Estamos al límite. Nos tocó reducir el trabajo del personal, los costos, los proveedores de transporte y alimentos, porque de lo contrario no podíamos sostenernos financieramente. Hemos desarrollado una campaña para que la gente se solidarice con nuestro proyecto. Hemos tenido una respuesta medianamente favorable y eso nos ha permitido recaudar el 50 % de los recursos para nuestra operación mínima", afirmó Arbeláez.

 

Sin embargo, para el biólogo es importante que se realicen cambios estructurales para la conservación de la vida silvestre en Ecuador. "Es una labor que apoyamos, que hacemos por el Gobierno Nacional. Pero el tema de los animales silvestres es una labor que debería estar cubierta por el Gobierno, por el Estado, más la sociedad civil. Sin embargo, cabe señalar que ninguno de estos animales nos ha llegado ni con medicamentos, ni contribuciones para su alimentación o para su hospitalización. Todos esos recursos vienen desde nuestra autogestión", aseguró Arbeláez. 

 

En Cuenca, la población local ha donado comida, así mismo el Municipio de Cuenca. El alcalde Pedro Palacios informó que se entregaron tres camionetas con frutas, verduras, legumbres, carnes, entre otros productos, que ayudarán a solventar la necesidad por el cierre temporal de las visitas y se gestionó un convenio con algunos mercados de la urbe para apoyar el zoológico. Sin embargo, esta es una de sus múltiples necesidades. 

 

 

El zoológico de Quito, ubicado en Guayllabamba, ha recibido donaciones de -al menos- 2.500 personas desde $ 1 hasta $ 500. Su director, Martín Bustamante, contó que han apelado a la "zoolidaridad" de la población para obtener alimentos y recursos, ya que se les ha dificultado obtener esta ayuda de las instituciones gubernamentales o privadas para continuar sus procesos de rehabilitación y reparación de la vida silvestre. Además asegura que, el "Estado no tiene una estructura para dar cabida, para procurarles la recuperación (a los animales silvestres)". 

 

No obstante, la situación no puede continuar así. Por ello, Bustamante ya ha entregado la documentación pertinente para reabrir el parque como un espacio seguro, al aire libre, "donde las personas no forcejean ni se chocan con la gente, en donde hay aire y naturaleza".

 

Para que esto sea posible, según Arbeláez ya se entregó un protocolo de bioseguridad para espacios y plataformas de manejo de vida silvestre y esperan la reactivación de sus actividades, como ha sucedido en otros países. Sobre todo, cuando el COE de Quito anunció que se flexibilizarán las normas en capital, que está en amarillo, de acuerdo al semáforo epidemiológico que maneja Ecuador para mitigar el contagio del coronavirus.  

 

 

Mientras tanto, en la Costa, otra organización también está luchando por salvar a los animales, en medio de una escasez de recursos económicos. Se trata del Proyecto Sacha, dirigido por la doctora Eliana Molineros en Guayaquil. La fundación trabaja como refugio temporal, de paso, para decenas de animales que luego son trasladados a parques o zoológicos más grandes. Según Molines, proyectos como el que ella dirige no fueron considerados en ningún momento para enfrentar la crisis por la pandemia. 

 

El Proyecto Sacha tiene 87 animales a su cargo y pese a que decidieron no acoger más mientras dure la crisis, no han podido hacerlo ante casos extremos que se han presentado. "Durante el tiempo de la cuarentena intentamos no recibir animales primero por temas de seguridad y segundo por falta de recursos. Sin embargo, hubo un par de casos en que se dieron rescates inevitables: gente quiso matar a un oso perezoso para comérselo", aseguró Molineros. 

 

El Ministerio de Ambiente y Agua, tras la fusión de la Secretaría de Agua con esta cartera de Estado, se encarga de regular a los parques, zoológicos y refugios de vida silvestre. Es decir, que establece los lineamientos para las actividades de estas instituciones como otorgar permisos, negarlos o clausurarlos, si fuera necesario, pero solo eso. 

 

*Se solicitó una entrevista al Ministerio del Ambiente para conocer su posición sobre este tema, pero hasta el cierre de este reportaje no se obtuvo respuesta.

 

 

 

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