Quito se alista para el cambio al amarillo tras 2 meses y medio de encierro
Tras dos meses y medio, la capital relaja las medidas de confinamiento.
A pesar de que existe una desescalada de facto desde hace varias semanas, la capital ecuatoriana, Quito, se prepara para iniciar formalmente este miércoles 3 de junio una nueva etapa de repertura tras dos meses y medio de aislamiento, periodo en el que se han contagiado más de 3.700, y fallecido cerca de 300 por el COVID-19.
El alcalde de la ciudad, Jorge Yunda, confirmó la semana pasada que este miércoles Quito pasa del color rojo al amarillo, en el semáforo epidemiológico dispuesto por las autoridades, y que ahora la responsabilidad recaía principalmente en la ciudadanía.
Pero lo cierto es que la principal urbe del país, que abarca un distrito metropolitano donde habitan más de tres millones de habitantes, experimenta desde hace semanas una inusual actividad aún en pleno estado de excepción y pese a las directrices municipales.
Así, sus principales calles presentan en los últimos días un relativo tráfico, es común ver a vecinos caminando por las aceras incluso con niños, se han producido manifestaciones de estudiantes, sindicatos y vendedores informales y la sensación era que los quiteños estaban esperando la luz verde oficial para poder reanudar sus actividades con todos los avales.
"Me parece que ya es hora de empezar a mover un poco la economía, obviamente con todas las medidas de seguridad, pero esperamos que de la mano de todas las autoridades esto se logre hacer de una manera ordenada", manifestó a la agencia de noticias Efe Carolina Yépez.
En un barrio del norte de la capital insistió esta ciudadana quiteña que "es necesario ya empezar a movernos y salir", aunque se mostró consciente de que en determinados sectores la población ha demostrado irresponsabilidad durante la cuarentena, si bien recalcó, que suelen ser las zonas donde más necesitan trabajar para comer.
Otro quiteño, Raúl Puente, valoró que el levantamiento de restricciones supone "una forma imprudente, porque dada la idiosincrasia de nuestro pueblo, que es indisciplinado, va a haber multitudes en un nuevo contagio de la epidemia".
Puente opina que los esfuerzos deben encaminarse a "seguir educando a la población para que conserve el distanciamiento" y aunque reconoció que "el aspecto económico es también importante, para mí, la vida es lo más importante".
Dentro de la vuelta a la normalidad, el aeropuerto Mariscal Sucre de Quito reanudó este lunes sus operaciones comerciales, suspendidas durante 75 días, en el marco de la emergencia sanitaria declarada por la pandemia del coronavirus.
La actividad se retomó con dos vuelos nacionales entre Quito y Loja (sur), en los que viajaron 141 personas y está previsto que el jueves arriben por primera vez dos internacionales.
En el aeropuerto se ha colocado señalética vertical para ordenar los flujos de pasajeros y personal aeroportuario en diferentes áreas del recinto, donde se han dispuesto bandas de seguridad en los asientos de las salas de embarque.
Durante la emergencia la terminal operó vuelos de carga regulares, humanitarios y de repatriación.
Bajo el semáforo en amarillo Quito seguirá con las medidas de bioseguridad y prevención de contagios pero incorporará nuevas.
Seguirán siendo indispensables el uso de la mascarilla y el gel antibacterial, se incluirá además la obligatoriedad de mantener el distanciamiento físico y la circulación vehicular se ampliará hasta el día sábado y conforme al número de la placa.
El horario del toque de queda se reducirá desde el miércoles. Regirá desde las 21:00 hasta las 05:00, el transporte institucional circulará sin restricción de placas, y el urbano podrá circular con el 50% de usuarios.
Del mismo modo habrá transporte interparroquial y los establecimientos de comida funcionarán con el 30% de clientes.
La reducción del toque de queda permitirá que a partir del miércoles los supermercados abran hasta las 20:00, en lugar de las 14:00 como hasta ahora.
En el ámbito laboral, se dará prioridad al teletrabajo y las empresas estarán obligadas a poner en marcha un protocolo de bioseguridad. La jornada presencial del sector público se mantendrá suspendida hasta el 15 de junio.