Los pueblos fantasma que quedaron tras la explosión del Tungurahua
Aunque nunca más pudieron regresar, algunos dejaron sus casas con candados pensando que lo harían.
Juive Grande y Yuibug son dos pueblos fantasma que quedaron luego de la erupción del volcán Tungurahua en 2006. Las familias que ahí vivían tuvieron que ser reubicadas.
Los moradores de esas zonas nunca más pudieron volver. Algunos dejaron sus casas con candados con la esperanza de regresar y encontrar todo intacto.
Aunque la poca vegetación que crece en el árido terreno intenta borrar los recuerdos de un desastre, solo deja al descubierto el paso del tiempo, el vacío y la nostalgia.
Ahora los habitantes de Juive Grande viven en el reasentamiento Río Blanco entregado por el estado.
Jazmín Méndez, era una niña cuando esto sucedió: “Ese momento mis papás me cogieron a mí y a mi hermana de una, salimos”. Para ella es difícil borrar de su memoria la angustia que le provocó esa erupción volcánica: “Me dijeron no mija ahorita estamos ya sacando lo que podemos, porque ya venía la lava, entonces perder mi casa por tanto tiempo que había vivido desde chiquita, fue bastante doloroso”.
Muchos visitan de vez en cuando Juive porque no pueden dejar de sentirlo como su hogar.
Yuibug es otro pueblo fantasma donde años atrás vivían 70 familias dedicadas a la agricultura. Hoy sin embargo, solo quedan tres de ellas, quienes se resisten a salir y dejar sus terrenos, como Segundo Gavilanez, quien asegura que ya se acostumbró: “Hay temporadas que se calma unos 3, 4 meses, o seis meses, entonces ahí ya produce unas papas, un maíz, ya el choclo siquiera, pero se saca algo”.
Aunque ya no hay niños que asistan a la escuela ni que jueguen en las canchas, aunque ya no tienen vecinos con quien compartir, estas tres familias no quieren dejar sola a la mama Tungurahua.