Protocolo de auxilio para mujeres en Ecuador, que afrontan doble pandemia
"La violencia sigue siendo un flagelo. Si el coronavirus mata, también la violencia mata"
Alertados por la posibilidad de que los altos índices de violencia contra las mujeres aumenten entre las cuatro paredes en que están confinadas las familias por el coronavirus, el Gobierno ecuatoriano activó un protocolo para apoyarlas en su lucha contra otra pandemia: la violencia de género.
El protocolo entró en vigor el pasado 16 de marzo con el estado de excepción por el COVID-19, con el fin de que los sistemas de protección a la mujer sigan funcionando y las víctimas tengan a dónde acudir a pesar del distancimiento social.
La ministra de Gobierno, María Paula Romo, advirtió que el aislamiento puede convertirse en un "escenario ideal para la violencia" intrafamiliar y de género, y confirmó a Efe que en la última semana se había evitado un femicidio.
Desde 2014, cuando Ecuador tipificó el femicidio como un delito en el Código Orgánico Integral Penal, los datos oficiales mencionan 387 casos, pero la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos los eleva a 720.
"Para muchas mujeres, el espacio privado, su propio hogar, es el espacio más inseguro", comentó a Efe la representante de ONU Mujeres en Ecuador, Bibiana Aído.
Y se mostró preocupada porque la distancia social recomendada por las autoridades para frenar el avance del COVID-19, la usen los "maltratadores como un mecanismo para aislar a las víctimas, a las sobrevivientes, de sus familias".
Según una encuesta oficial de Relaciones Familiares, el 64 % de mujeres en Ecuador han sufrido algún tipo de violencia basada en género, el 30 % dentro de sus hogares y en un 43 % de los casos el perpetrador es el compañero.
Además la probabilidad de sufrir violencia cuando el compañero está en casa o en desempleo aumenta en un 28 %, dijo antes de recordar que la ONU alertó esta semana del efecto del aislamiento social por el COVID-19, en los casos de violencia machista.
Ello porque muchas mujeres se ven obligadas a encerrarse en sus casas con sus abusadores, al mismo tiempo que los servicios para apoyar a las víctimas presentan problemas o son inaccesibles.
Cecilia Chacón, titular de la Secretaria de Derechos Humanos del Ecuador, comentó a Efe que la Fiscalía recibía semanalmente 660 denuncias, pero en tiempos de COVID-19, estas se han reducido a 80, lo que refleja problemas en la movilización en el país, donde rige un toque de queda de 15 horas y otras restricciones de movilización.
En el caso de delitos sexuales -añadió- la Fiscalía recibe ahora 60 denuncias frente a las 300 semanales de antes, pese a que la institución tiene turnos de flagrancia las veinticuatro horas.
Por ello, desde el 16 de marzo, cuando se decretó el estado de excepción en el país, la Secretaría inició un proceso de acompañamiento, arropada por un protocolo de apoyo, que facilita un trabajo interinstitucional coordinado, en el que está el ECU 911.
Entre el 16 y el 31 de marzo, esa instancia recibió 1.610 llamadas de auxilio, y la Secretaría de Derechos Humanos contactó con cada caso para avanzar en apoyos de contención psicológica o para derivaciones a instancias de socorro.
Al momento, en cinco casas de acogida hay 136 personas, entre las que figuran madres en condición de vulnerabilidad y sus hijos.
Parte de las acciones de apoyo involucran a más de 700 psicólogos de dos universidades, que dan los "primeros auxilios psicológicos" para toda persona que llame al 911 -independientemente del género o edad- a fin de evitar cuadros de depresión y derivar a instancias de socorro en caso de ser necesario, según Chacón.
A esto se suma la entrega gubernamental de alimentos a jefas de hogar afectadas por violencia de género y que se encuentran solas.
En uno de esos casos, esta semana las autoridades debieron hacerse cargo de un menor de tres años y de su hermano de dos meses, que no estaban ni siquiera inscritos en el Registro Civil, y que quedaron a cargo de una vecina debido a la hospitalización de la madre, víctima de violencia, relató Chacón.
Las autoridades aprovechan, además, la tele-educación aplicada por la suspensión de asistencia a clases, para enviar mensajes virtuales de mecanismos de auxilio ante la violencia intrafamiliar, pues varias llamadas de socorro las hacen hijos de las maltratadas.
Aído recordó que la Organización Mundial de la Salud declaró a la violencia de género como una "pandemia" y aseguró que ésta es la primera causa de muerte en mujeres entre 14 y 44 años en la región.
"Es una pandemia que mata a miles de mujeres en el mundo", se lamentó.
Tras calificar de "difícil, compleja y durísima" a la violencia de género en Ecuador, Chacón, subrayó que la situación de las mujeres en condiciones de aislamiento no ha cambiado esa realidad: "La violencia sigue siendo un flagelo. Si el coronavirus mata, también la violencia mata".