Porte de armas: ¿es la solución contra la inseguridad?
Ecuador está empañado por la inseguridad y la acción de bandas criminales. En las calles, entre enero y agosto hubo 2.906 muertes violentas, que solo en los primeros meses ya duplicó el número del año completo en 2019. El país se convierte en uno de los más inseguros.
El gobierno vuelve a pensar en el libre porte de armas como una alternativa para defender a los ciudadanos contra los criminales. Para Fernando Carrión, especialista en seguridad, en el debate del programa Políticamente Correcto, de Ecuavisa, es un error considerar esa opción.
Además, asegura que hay que ver con preocupación la alta cifra de homicidios que tiene Estados Unidos por tener más armas que personas. Dice que el costo es elevado y que por lo tanto se convierte en una medida diferenciada para quienes tienen dinero.
Luis Altamirano, excomandante del Ejército, coincide con Carrión y precisa que un arma puede llegar a costar hasta $3.000.
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Desde su experiencia, cuenta que una caja de 50 municiones calibre 38 cuesta $195 , dice que un aficionado para poder portar una arma necesita una lección inicial de 200 tiros y mantenerse a 50 tiros por mes.
"Es una medida populista", asegura la periodista Karol Noroña, que cubre crisis carcelaria y temas de inseguridad desde una perspectiva de derechos humanos. Además, menciona que ni siquiera las fuerzas del orden saben usar un arma.
¿Qué hacer entonces contra la inseguridad?
El Gobierno ha optado también por establecer estados de excepción para controlar la inseguridad. Carrión dice que no hay resultados frente a esas declaraciones de emergencia, precisa que este 2022 Ecuador pasó de 15 a 21 muertes por cada 100 mil habitantes.
Hay otro problema que enfatiza Luis Altamirano: la justicia. A su criterio la Fiscalía y los jueces necesitan recursos y reformas institucionales, si solo se fija la mirada en el fortalecimiento de las fuerzas del orden, otras áreas quedan desprotegidas.
A la par de la crisis en las calles, en las cárceles no cesa la violencia y ya ha cobrado más de 400 víctimas. Lo más grave de esa problemática es que no hay señales de pacificación.
Para Noroña no hay esperanza de que este sea el momento de que las bandas criminales cuelguen las armas. . Enfatiza que la complicidad de policías, jueces, políticas y militares es muy grave; además un problema empañado por el hacinamiento.
El Gobierno no conoce la dinámica de las bandas
A criterio de los expertos, parte de las fallas alrededor del Estado en la lucha contra el narcotráfico es que no conozcan la dinámica de los narcotraficantes y tampoco reconocen la corrupción al interior.
Carrión explica que el crimen evoluciona con mucha fuerza y que es necesario el diálogo con los representantes de los bandos. "La debilidad institucional es fuerte" y si continúa así la crisis continuará, explica.