Portar un arma implica capacitación, entrenamiento y dinero
La discusión alrededor del porte y tenencia de armas ha estado vigente en Ecuador desde hace algún tiempo y volvió a la palestra pública luego de que el presidente Guillermo Lasso dijo que al interior del Gobierno se debatía la posibilidad de levantar la prohibición para civiles, el pasado 12 de octubre, en una entrevista.
En esa conversación, el periodista Carlos Vera le planteó el escenario de que personas calificadas, entrenadas y que cumplan con los permisos puedan tener un arma; sin embargo, Lasso no dio una respuesta concreta, solo dijo:
“Está en proceso de análisis y no tengo definiciones”.
A la par, en la Asamblea también se calienta el tema en la Comisión de Seguridad, que ha ofrecido tramitar los proyectos pendientes alrededor del tema. Según el portal de la Asamblea, hay cinco relacionados a las armas que están en trámite, aunque tres pertenecen a periodos anteriores.
Uno de los que se debate es una reforma propuesta por el asambleísta del Partido Social Cristiano (PSC), Esteban Torres, a la Ley de fabricación, importación, exportación, comercialización y tenencia de armas, municiones, explosivos y accesorios.
Con solo seis artículos, esa propuesta norma los requisitos que deberían cumplir los civiles para portar un arma. Por ejemplo, establece cinco condiciones mínimas:
En la actualidad, ¿qué se necesita para portar un arma?
El 28 de abril de 2011, se firmó el Decreto Ejecutivo 749, emitido por el entonces presidente Rafael Correa, que dispone la prohibición de porte de armas de uso civil, con el fin de “precautelar y coadyuvar al mantenimiento de la seguridad”.
A la par, está vigente un acuerdo ministerial del Ministerio de Defensa, del 27 de mayo de 2022, que norma los requisitos para el porte y tenencia de armas para aquellos grupos que están habilitados.
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Con base en ese documento, hay al menos 12 tipos de trámites dependiendo de las actividades y si se trata de porte o tenencia: porte para Embajadas o Consulados, tenencia para uso deportivo; centros de capacitación; clubes de tiro, caza y pesca; seguridad fija y móvil; vigilancia aduanera; coleccionistas; personal militar que cumpla funciones de seguridad.
Aunque hay especificidades para cada caso, a nivel general para la tenencia, la norma pide la factura del arma, el comprobante de pago de un servicio básico, un certificado biométrico de huellas dactilares que emite la Policía, el certificado de no registrar antecedentes penales y un pago del 5% del Salario Básico Unificado.
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Manejar un arma implica práctica y conocimiento
José Bastidas, presidente de un club de tiro y propietario de un polígono, dice que el principal requisito para manejar un arma es dimensionar la responsabilidad que una persona tiene en sus manos, para lo cual es necesario tener la consciencia de que se trata de un instrumento letal que si se mal utiliza podría acabar con la vida de una persona.
Para que una persona pueda practicar en su club tiene que pasar una serie de requisitos, deben someterse a exámenes psicológicos y de ingeniería social, para garantizar que la persona no tiene trastornos que incidan en su comportamiento al momento de disparar. Además, tiene que llenar una ficha, con información personal y de su familia.
El primer entrenamiento es con armas de aire, o de dióxido de carbono. La destreza que debe desarrollar el deportista se consigue únicamente con práctica.
Ya en el campo de tiro hay reglas que nunca se pueden romper. Por ejemplo, mantener el arma siempre a 45°con dirección al piso, incluso mientras está descargada; si alguien incumple será 'castigado' con entrenamiento físico.
También está prohibido ponerse por delante de una persona que eleva el arma, aún si tiene el dedo por fuera del gatillo o si el arma no tiene municiones. En el mismo sentido, es responsabilidad de cada practicante revisar que la pistola no esté cargada y que el seguro esté en su lugar.
Aunque lo práctico es lo más importante, no hay que deja de lado lo teórico. Una persona que entienda el mecanismo de funcionamiento va a poder manejar mejor una pistola, por ello también hay clases como en la escuela: con papel y lápiz.
Es decir, manejar un arma no es tan sencillo como se plantea a veces en los discursos de las autoridades. Hay horas de práctica por detrás.
Requisitos para deportistas y libertad para delincuentes en el porte de armas
Bastidas reclama las complicaciones que tienen para poder ejercer el deporte del tiro, como generar una guía cada vez que transportan el arma, que tiene un costo de $10; o la serie de permisos para tener el polígono.
Él cumple todo a cabalidad pero se pregunta ¿cómo los delincuentes obtienen las armas y las utilizan con tal facilidad?
De hecho, adquirir una de manera legal es casi imposible en Ecuador, pese a tener los requisitos en orden. La importación está restringida y en el país no se fabrican, por lo que no hay un lugar donde adquirirla.
Sin embargo, para nadie es un secreto que hay armas de todo tipo circulando entre las bandas criminales. Es más, en cada requisa en las cárceles del país aparecen varios modelos.
En entrevista para Ecuavisa.com, el general Manuel Dávila, jefe de control de armas del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, explica que todas las armas que no tienen permiso de tenencia son puestas a orden de las autoridades judiciales.
Luego del proceso correspondiente y con la orden de un juez las armas son destruidas. Pero no toda arma que llega hasta ese punto se utilizó para asuntos ilegales; algunas fueron entregadas voluntariamente y de hecho, cree que de eso depende la variación en el número histórico, por campañas que promovían la entrega de esos elementos.
Si tener un arma fuera la solución, no está al alcance de todos
La especialista en temas de seguridad, Carla Álvarez, está completamente convencida de que las armas no son la vía para ponerle fin a la violencia. Cita casos como el de Estados Unidos, donde aproximadamente el 80% de personas armadas que se defienden en un asalto terminan muertas o gravemente heridas.
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Además, dice que incluso si no se utilizan puede ser un factor amenazante en el hogar, por ejemplo, en casos de violencia de género.
Por otro lado, se trata de un objeto que tiene un precio entre $1.200 a $1.500, por lo que no está al alcance de todos. Las cajas de 100 municiones pueden costar hasta $90.
Aunque Álvarez no ve en eso el problema porque se podría financiar, tal como ocurre con planes de teléfonos celulares. Para la especialista el problema es más de fondo, considera que para luchar contra la delincuencia es necesario establecer medidas sociales para combatir problemas como la pobreza.
José Bastidas cree que hay que considerar el debate, explica que los deportistas que se dedican al tiro no han tenido ni un solo accidente relacionado a las armas, por lo que tiene la convicción que es posible manejarlas con responsabilidad.