La evaluación del desempeño es clave para el crecimiento empresarial.
Cada fin de año, las empresas realizan la evaluación de desempeño de su personal, un proceso que, aunque en muchos casos es percibido como un simple trámite administrativo o una fuente de estrés, puede convertirse en una herramienta estratégica para impulsar el crecimiento tanto individual como organizacional.
Así lo afirma Sebastián Lima, director de Business Solutions de SGF Global en Ecuador, quien destaca la importancia de abordar este proceso con una perspectiva constructiva y orientada a la mejora continua.
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Estas son cuatro recomendaciones para realizar una evaluación eficaz:
1. Construir un plan de acción: Más allá de identificar debilidades, las evaluaciones deben enfocarse en las oportunidades de mejora. Es esencial que se establezcan metas claras, realistas y alineadas con los objetivos de la empresa. En el caso de cargos directivos, se recomienda incluir metas de desarrollo en áreas clave como liderazgo, comunicación y gestión del cambio. 2. Promover una cultura de retroalimentación continua: Las evaluaciones no deben ser eventos aislados, sino parte de un flujo constante de retroalimentación. Fomentar esta práctica tanto ascendente como descendente permite identificar problemas a tiempo y construir confianza dentro del equipo. Para los líderes, este enfoque facilita la adaptación de su estilo de liderazgo a las necesidades del grupo. 3. Vincular la evaluación con oportunidades de desarrollo: Una evaluación efectiva debe ir acompañada de recursos que permitan a los colaboradores cerrar las brechas de habilidades detectadas. Esto incluye ofrecer capacitaciones, mentorías o coaching ejecutivo, especialmente para los líderes. De esta forma, el proceso no solo identifica áreas de mejora, sino que también habilita a los colaboradores para superarlas. 4. Reconocer logros y fortalecer el compromiso: Según Lima, una evaluación equilibrada debe resaltar tanto los logros individuales como los de equipo. Este reconocimiento refuerza la motivación y el compromiso dentro de la organización, siendo especialmente valioso en posiciones de liderazgo, donde el reconocimiento público puede inspirar a todo el equipo. Al convertir la evaluación en un proceso constructivo, las empresas pueden transformar este ejercicio en un trampolín para el crecimiento y el éxito compartido.
La clave está en escuchar, actuar y construir juntos, asegurando que cada miembro del equipo, desde los colaboradores hasta los líderes, perciba este proceso como una oportunidad para su desarrollo y el de la organización.
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