En peligro de extinción está el juego de los cocos, un deporte que practican personas de la tercera edad
El juego fue popular y nadie recuerda cuándo exactamente. Pocos saben que ese juego surgió en Francia a inicios del Siglo XIX y que su nombre original no es cocos sino petanca que significa pies juntos.
Ahora en Ecuador, donde sufrió algunos cambios, está en peligro de extinción. En España y Francia lo han retomado los jóvenes.
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Los veteranos lo llaman los cocos porque siempre se jugó bajo las palmeras del parque El Ejido, en Quito, los ídolos del juego son todos de la tercera edad que llegan al parque con un cargamento de bolas de acero. "Soy fanático, no soy bueno pero sí juego", dice Luis Espinoza, uno de los jugadores.
Las bolas se sacan de enormes rulimanes que se usan en la industria petrolera. Las compran y las venden, cada una puede pesar hasta dos libras.
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Se reúnen los fines de semana alrededor de un círculo y un cuadrado eternamente trazados en la tierra de El Ejido, esas dos figuras delimitan la cancha.
A 35 metros de distancia y a su turno lanzan las bolas, la idea es dejar la bola lo más cerca del círculo. Quien lo haga tendrá la posibilidad de ir eliminando al resto de jugadores. Si al primer tiro un jugador cae en la bomba, se quema.
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Si las bolas parecen coincidir en distancia al círculo, se dirime con un metro. Con las posiciones y turnos definidos un jugador puede sacar los cocos de la bomba y ganar, se apuesta dinero.
La jugada tiene el riesgo de dejar la bola de acero dentro de la bomba y perder, de ahí que es importante la táctica con técnica. La otra opción es eliminar al contrincante apostando a la puntería, en eso son expertos, calculan la distancia, la fuerza y el tino, para ellos es terapia.
"Porque usted viene de la casa, viene bravo, pero aquí juega bonito (...) se conversa, se sonríe con los amigos", menciona Carlos Chávez, jugador
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Los jugadores deben cuidarse de que en cada tiro su bola no quede cerca a la del rival porque será eliminado. A veces prefieren jugadas cortas, o esconder la bola hasta encontrar la mejor oportunidad para ganar. Al final quedan dos jugadores y pueden ir hasta la partida final o partirse la apuesta.
Tradicionalmente era un juego de hombres, era, porque hace poco les llegó la doctora, así le llaman ellos a la única mujer que se atrevió a desafiarlos y que se llama Marcia Carvajal. Ella dice que hay que tener buen pulso y ponerle ganas.
Es el juego que les da movilidad, olvidan sus dolencias y preocupaciones, fomentan el juego a las generaciones que van tras ellos aunque en Ecuador son escasos los jóvenes que se interesen.
👨🎓 Los estudiantes secundarios lanzan con mucha habilidad una pelota de lana contra las paredes del colegio, una tradición que se resiste a desaparecer con el tiempo ➡ https://t.co/pCZfUVbWH5 pic.twitter.com/tbGdaUDh44
— Ecuavisa Noticias (@EcuavisaInforma) June 7, 2024