Grupos delictivos se disputan territorios en la Frontera Norte
La provincia de Esmeraldas limita con el departamento colombiano de Nariño, en donde existen grandes extensiones de cultivo de coca. En el vecino país las plantaciones aparecen a pocos metros del río Mataje, límite natural entre Ecuador y Colombia.
Es la materia prima que se utiliza para la fabricación de la cocaína, una ilegal mercancía por la que se disputan carteles y bandas por la producción y distribución. En este sector de la frontera, según información de inteligencia militar y policial existen dos bandos:
El liderado por el Cartel Mexicano Sinaloa.
Le suministra la droga el grupo Oliver Sinisterra, disidente de las FARC.
En Ecuador forman parte las bandas de los Choneros, Águilas, Gansters y Fatales.
El otro es también mexicano, Jalisco Nueva Generación.
Le entrega la droga la columna Urías Rondón, disidente de las FARC, apoyados en Ecuador por Los Lobos, R7, Tiguerones, Chone Killers.
Estos grupos han desatado la ola de violencia en la Frontera Norte y con repercusiones en todo el país. Sus brazos armados intentan posesionarse en la Frontera Norte. En nuestro recorrido constatamos que en algunas viviendas fueron pintadas para mostrar su presencia y tratar de delimitar jurisdicciones.
Estos grupos se inflitran en territorrio ecuatoriano cuando las patrullas del Ejército terminan sus operaciones. Los habitantes de esta zona de conflicto les conocen a los disidentes de las FARC y conviven con ellos.
En la extensidad de la frontera existen muchos caseríos con evidentes carencias. En las delicias, estos compatriotas son vulnerables a enrolarse a estos grupos narcocriminales, por falta de oportunidades y la ausencia del estado.
Los niños de este recinto fronterizo no van a la escuela desde hace seis años.
Este dirigente gestionó la reapertura de la escuela. Una precaria infraestructura que empezó a reconstruirse. Nace una esperanza para que el conocimiento en los libros reemplace a la violencia de las armas.
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