En varias provincias del país es un alivio regresar a clases presenciales
En Napo, Bryan Grefa, caminó con gusto durante una hora hasta la Unidad Educativa Patriota Michelena, donde retornaron a las clases presenciales.
"Para mí es difícil esa situación porque hay que caminar todo eso y el cansancio. Pero ya estoy llegando a la meta que tanto he soñado", dijo Grefa.
Bryan está en tercero de bachillerato, como él, otros 12 mil alumnos de 38 instituciones educativas de Napo ya no tendrán problemas para aprender debido a las fallas de conexión.
"Esos vacíos que ha provocado todo esto. Porque como ustedes saben no es lo mismo tener una educación presencial que una educación vitual", menciona un profesor.
Mientras en Tungurahua, la lluvia no impidió que los estudiantes a las 7 de la mañana ya estén listos para ingresar a las aulas en 3 planteles de Ambato, 1 en Patate y otro en Quero.
"Yo me siento feliz de haber regresado y ver a todas mis compañeras acá", afirma Estefany Suárez, estudiante en Ambato.
Todos deben someterse a la desinfección con alcohol, toma de temperatura y lavarse frecuentemente las manos.
En las zonas rurales de Manabí, los alumnos recibirán clases por grupos, con la autorización de sus padres.
"Porque sabemos que en casa no somos los más indicados para enseñarles. Un docente sabrá guiarlos mejor", argumenta María Zamora, madre de familia.
Por ejemplo en la escuela Justino Cornejo de Portoviejo, los estudiantes solo acudirán 3 días a la semana a las aulas.
Mientras en Azuay, 300 planteles recibieron a sus estudiantes en clases presenciales.
De a poco el sector educativo busca volver a la normalidad.