El Piedrero | Los datos que sitúan a una localidad entre Guayas y Cañar como la población más violenta de América Latina
No es un cantón ni una parroquia. Sus habitantes dicen que es un recinto, pero ni siquiera eso está realmente definido. A El Piedrero, donde viven 3 500 personas, se lo identifica como un poblado no delimitado dentro del mapa ecuatoriano.
Está entre los cantones El Triunfo, en Guayas, y La Troncal, que pertenece a Cañar. Las dos provincias lo consideran parte de su territorio, es decir queda entre la Sierra y la Costa.
Y aunque eso podría resultar beneficioso para sus habitantes si implicara una doble asignación de recursos, lo único que ha hecho es dividirlo todo.
En El Piedrero hay un centro de salud adscrito a El Triunfo y otro a La Troncal, pero en ninguno hay medicinas ni buena atención médica para quien necesita. Hay también dos unidades educativas, una de Guayas y otra de Cañar. De hecho, la comunidad tiene dos representantes políticos.
En el 2017, debido la falta de consenso, un decreto de la Presidencia de la República estableció que El Piedrero es parte de Guayas, sin embargo, eso solo quedó en papeles. Los límites nunca se fijaron y, por tanto, no hubo una autoridad que tome el control total de este poblado.
El orden en materia de tránsito dentro de los 187 kilómetros de extensión que tiene la localidad lo fija Guayas, pero la Unidad de Policía Comunitaria (UPC), con apenas dos policías, le pertenece a Cañar.
A pesar de estos problemas limítrofes, que sí repercuten en la población, pues se merman los servicios brindados, a los habitantes de El Piedrero, como a la gran mayoría de ecuatorianos, lo que más les preocupa es la seguridad, y es que este poblado es el territorio más violento de América Latina: su tasa de asesinatos asciende a 128 casos por cada 100 000 habitantes, según el Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado.
Es la tasa de homicidios más alta de la región, incluso por encima de Colima, uno de los estados más pequeños de México, cuya cifra de homicidios es de 110 por cada 100 000 habitantes, producto de la guerra entre carteles del narcotráfico.
El Piedrero ha sido escenario de crímenes de los que nadie habla: unos por temor y otros por la cercanía que mantienen con las bandas que se disputan el control del territorio.
Por su ubicación, el pueblo resulta estratégico para la ruta que sigue la droga que entra por la frontera con Colombia, cruza la Sierra ecuatoriana por Tungurahua y va hacia Guayaquil, de donde parten las embarcaciones que van a Estados Unidos y Europa.
Y así, entre la complicidad, el sigilo y la confusión, se vive en El Piedrero, donde no todos tienen agua potable ni alcantarillado, tampoco vías de primer orden, y donde la agricultura y el comercio aparentan ser el único sustento.
La tensión disminuye cada septiembre, mes en que se celebran las fiestas de El Piedrero. El primero de este mes hay doble desfile, uno organizado por El Triunfo y otro por La Troncal, para dar inicio a la agenda de festejos.
El 20, en cambio, es cuando se conmemora la fundación del poblado. Hasta las bandas delincuenciales organizan conciertos.