La baja tolerancia a la frustración en los niños

El aprendizaje de tolerar las frustraciones empieza desde que los niños nacen.
23 sep 2014 , 11:57
Redacción

La imposibilidad que un deseo o meta se les cumpla es el detonante para que la frustración se note.

Un niño que sufre de baja tolerancia a la frustración no estará listo para afrontar las adversidades e incomodidades que se presentan en la vida. 

 

Los niños que sufren de baja tolerancia a la frustración presentan una gran dificultad para aceptar condiciones que sean diferentes a las que ellos exigen. La imposibilidad que un deseo o meta se les cumpla es el detonante para que la frustración salga a flote. 

 

El aprendizaje de tolerar las frustraciones empieza desde que los niños nacen. De los padres depende enseñar las habilidades que les permitirá a sus hijos enfrentar con éxito el mundo de hoy. 

 

Los niños que sufren de baja tolerancia a la frustración experimentan emociones negativas intensas, como enojo o tristeza cuando no se les otorga lo que piden. Dado que confunden los deseos con las necesidades son niños que reaccionan exageradamente ante situaciones que otros verían como insignificantes como perder en un juego, que no les compren el juguete que desean, no ser el primero al formarse en la fila de su clase, entre otras. 

 

 

 

 

Debido a su falta de flexibilidad cognitiva, se les dificulta considerar otras opciones de solución a conflictos. Se ciegan ante alternativas diferentes aunque incluso sean más convenientes para ellos.

 

También manifiestan una tendencia a un pensamiento de tipo blanco y negro, en donde no existen tonos grises. Dadas las características mencionadas se les dificulta adaptarse a situaciones nuevas.  

 

Además al ser niños que solo consideran sus deseos se les dificulta comprender los puntos de vista de otros y lo que otros quieren. Como consecuencia la relación con los adultos y sus pares se verá comprometida. 

 

Si se quiere preparar a los niños para el mundo de hoy los padres deben pensar en las habilidades de vida que desean para sus hijos en un futuro. Lamentablemente muchos no ven ese largo plazo, sino que sólo se enfocan en el corto plazo, de esa manera ofrecen a sus hijos todo lo que desean o los rescatan de situaciones incómodas sólo por verlos felices en el momento. Es común escuchar a estos padres decir que no soportan que sus hijos "sufran y la pasen mal".  

 

Si bien algunos padres cometen ese error porque creen es lo mejor para sus hijos, hay otros que por evitar las frustraciones de la paternidad entonces eligen el camino más fácil, el de ceder.  Es evidente que en ese caso estos padres también sufren de una baja tolerancia a la frustración.  

 

 

 

 

En otras situaciones la culpa moviliza a muchos, como se da en el caso de los padres que trabajan que por querer compensar la falta de tiempo entonces complacen todos los deseos de sus hijos dándoles lo que les piden y en ocasiones hasta lo que no les piden. 

 

Cuando a los niños se los educa con condescendencia y permisividad se les quita la oportunidad de desarrollar habilidades de vida como son la paciencia, la resiliencia, la solución de conflictos, la preocupación por los otros, etc.  

 

 

Se recomienda, en la medida de lo posible,  involucrar al niño en la creación de estos límites así se sentirán más comprometido para cumplirlos. 

 

En caso  el niño haga una pataleta decirle que cuando se calme y deje de llorar podrán conversar. 

 

Por ejemplo si es un problema salir de compras con su niño porque siempre quiere que se le compre algo dejar claro antes de ir que no se comprara nada. 

 

Explicarle al niño lo que va a suceder si no cumple con lo acordado o establecido, por ejemplo retirarse de un lugar por un momento hasta que el niño se tranquilice. 

 

De esta forma se enseñan habilidades de solución de conflictos, así los niños sabrán cómo reaccionar y actuar en situaciones futuras. 

 

Los padres se desgastan repitiendo una y otra vez lo que esperan de sus hijos. Si ya se ha decidido y comunicado al niño lo que va a pasar solo actué sin decir nada más. 

 

Por ejemplo si su niño está en el parque jugando y le va a comunicar que es hora de irse dígale: "Es hora de regresar a casa ¿Prefieres ayudarme cargando mi cartera o llevando las llaves del carro?" 

 

Los errores deben ser vistos como excelentes oportunidades para aprender. Para ello se recomienda:

 

Reconocer que se ha cometido un error

Responsabilizarse de lo que se ha hecho mal

Reconciliarse (pedir perdón)

Resolver (buscar una solución en conjunto con el niño)

 

Tener siempre en mente los beneficios que sus hijos obtendrán a futuro con las estrategias recomendadas es sin duda la brújula que los guiará por el mejor camino, aunque sea el más largo y tortuoso. 

 

 

Psicóloga Clínica

Psicoterapeuta TREC y TCC

Entrenadora Certificada de Disciplina Positiva para Padres y Educadores

0985878164

 

Disciplina Positiva Ecuador

Psic. Karina Bustamante

 

@tallereseducacionemocional

 

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