El mal estado de las pistas, la falta de cerramientos, el clima y el factor humano contribuyen a los accidentes de las avionetas en la Amazonía
En el cementerio de Puyo, en Pastaza, descansa Jacobo Arias. Quince días después de su fallecimiento aún no se colocaba la lápida de mármol que encargó su familia.
Su vida laboral la empezó como ayudante en un bus. Estudió y trabajó como mecánico aeronáutico, en 2011 se inscribió en la escuela de pilotos y llegó a ser instructor.
“Lo más importante para él durante el día es cuántos médicos pudo mover de puestos de salud a puestos de salud o cuántas colaciones escolares pudo entregar en las pistas”, narra Nataly López, viuda de Jacobo Arias
Jacobo Arias fue el capitán de la avioneta accidentada el 16 de mayo en las montañas del Cutucú, cuando retornaba a Macas, en Morona santiago, el otro ocupante sobrevivió. Entre las hipótesis del accidente que está siendo investigado está el mal tiempo.
Otro incidente ocurrió el 9 de marzo. La avioneta aterrizó de emergencia en la cuenca del río Upano y se desconoce la causa.
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Hay otros accidentes que sí están claros, como el acaecido en abril con una aeronave que se estrelló contra un caballo cuando aterrizaba en la comunidad minera de Waintza. Con esos, en la Amazonía han ocurrido cinco accidentes de avionetas, este año.
El mal tiempo, factor humano y fallas mecánicas, se incluye, entre las causas, la mala calidad en las pistas. En Morona Santiago hay 202 en estas condiciones ya que solo reciben mantenimiento de las comunidades, no tienen señalización, iluminación, torres de control que den apoyo técnico ni cerramientos, cada aterrizaje es un riesgo.
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De 11 avionetas que operan en la provincia, seis están accidentadas. En el hangar de Aerosangay los técnicos reparan la que chocó contra el caballo, pero solo están certificados para hacer trabajos menores en el fuselaje.
“El fabricante nos da la facultad de hacer el cambio de la piel o reemplazo de componentes, el arreglo de pintura, cambio de costillas”, explica Fernado Atiensa, jefe de mantenimiento Aerosangay
Los accidentes o no son esclarecidos o tardan mucho para serlo. Las compañías dicen cumplir con los protocolos, tener técnicos y pilotos certificados y no viajar cuando hay mal tiempo.
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Todas dicen invertir en tecnología para monitorear las naves con satélites, incluso cuentan que mandar a reparar un motor cuesta USD 65 mil y poner uno nuevo hasta USD 165 mil, de hecho, dicen que aunque las más viejas datan de 1976, sus partes son nuevas.
“Están en línea de vuelo por eso tienen un certificado de aeronavegabilidad cada año entregado por un inspector de la DAC”, dice Taís Molina, gerente de Aerosangay
Jacobo Arias fue despedido con honores, por los pilotos y su familia. Las causas reales de su accidente tardarán en conocerse porque los chequeos técnicos se hacen en Estados Unidos. su hija de ocho años y su hijo de cuatro preguntan a la mamá por qué el padre todavía no baja del cielo.
Los pilotos de avionetas 🛩️ han ayudado en labores de parto a mujeres que van de urgencia al hospital, otros han llevado hasta ganado. 🐮 https://t.co/VBKdIk6Eyw pic.twitter.com/aXOecEmYhF
— Ecuavisa Noticias (@EcuavisaInforma) June 29, 2024