Apagones en Ecuador | Pequeños comerciantes recurren a generadores para no cerrar sus negocios
Los apagones han obligado a medianos y pequeños comerciantes en Ecuador a buscar alternativas para seguir produciendo. Cada día, trabajadores como Manuel Aguilar, un barbero de Guayaquil, se enfrentan a la misma escena: llegar a su local sin electricidad.
"No podemos trabajar, no producimos y los gastos fijos están atrás de nosotros", comenta el ciudadano con preocupación. Su situación es similar a la de muchos otros pequeños comerciantes.
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Manuel, sin embargo, no es nuevo en este tipo de crisis. Los apagones no son algo extraño para Ecuador, y él lo sabe bien. Hace 30 años, durante el gobierno de Sixto Durán Ballén, el barbero compró un generador cuando el país atravesaba la peor sequía en décadas y se anunciaban apagones.
"Algunos clientes me decían: '¿para qué tiene eso ahí?' y yo les respondía 'por cualquier cosa'", señaló a Ecuavisa. Ese "cualquier cosa" es precisamente lo que ahora marca la diferencia.
Con su generador funcionando, Manuel puede encender las luces de su barbería, usar los secadores y continuar trabajando, aunque a un costo.
Cada dos días tiene que llenar el generador con cinco galones de gasolina Extra, lo que representa entre USD 13 y USD 14 adicionales. Aunque supone un gasto adicional, es la única manera de mantener su negocio operativo.
Por las calles de Guayaquil, el sonido de los generadores es parte del paisaje urbano. Panaderías, ferreterías y otros pequeños comercios han adoptado esta medida para seguir funcionando.
María del Carmen Romero, dueña de una panadería, afirma que su producción depende de varios equipos eléctricos. "Si no tenemos generador, no podemos producir", señala con frustración.
Incluso negocios más pequeños, como el de Brian, quien se dedica al duplicado de llaves en un kiosco, han tenido que recurrir a la compra de generadores. El costo de estos dispositivos varía según su potencia. En el caso de Brian, su generador costó unos USD 600, mientras que otros comercios más grandes pueden invertir hasta USD 2 000 para garantizar que la falta de luz no interrumpa su actividad.
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Sin embargo, cuando se trata de grandes industrias o comercios más grandes, los costos de los generadores se multiplican.
Para los pequeños y medianos comerciantes, la opción de autogenerar la electricidad que el Estado no puede suministrar no es una elección, sino una necesidad. Enfrentan una disyuntiva clara: o encuentran una manera de seguir produciendo, o corren el riesgo de cerrar sus locales.