Ecuador, con 20 años de dolarización, aún necesita inversión extranjera
La economía ecuatoriana no ha dejado de depender de impuestos, petróleo y deuda.
Este jueves se cumplen 20 años de la dolarización en Ecuador. Una decisión en el gobierno de Jamil Mahuad que marcó un antes y un después en la economía nacional. Para algunos analistas, fue la única salida frente a la crisis económica y financiera que enfrentaba el país desde finales de los noventa. Para otros, se restó competitividad al producto nacional encareciendo la vida de los ecuatorianos, principalmente frente a países de la región que tienen moneda propia.
La crisis económica y bancaria que se arrastraba desde los gobiernos de finales de la década de los noventa, y que se agudizó en el gobierno de Mahuad, con un feriado bancario, fue marcada por una decisión del entonces presidente: pedirle al Banco Central que dolarice al país un 9 de enero del año 2000. Pese a ello, la dolarización no evitó la caída de Mahuad el 21 de enero, tras un golpe de Estado.
El dolar se mantuvo y el sucre, la moneda ecuatoriana, comenzó a desaparecer. Miles acudieron a las entidades financieras a cambiar sus últimos billetes por dólares.
Según el ministro de Finanzas de Mahuad durante el inicio de la dolarización, Alfredo Arízaga, la dolarización fue positiva porque fue una salvación luego de toda la debacle económica y social, pues el sucre estaba muy desgastado. Luego de dos décadas de utilizar la moneda estadounidense, Arízaga destaca una estabilidad económica, sobre todo en los precios de los productos, es decir, una inflación sin mayores variaciones.
La inflación del año 2000 cerró en 96 %, una década después cerró 3,33 % y en 2019, fue negativa con un decrecimiento de 0,07 %.
También, Arízaga cree que fue un ancla para evitar que el gobierno de turno emita más moneda y que se pueda generar un liquidez ficticia.
Pero la dolarización fue puesta a prueba en el gobierno pasado. Según el analista financiero, Ramiro Crespo, en el gobierno anterior se quiso aplicar una moneda paralela como el dinero electrónico que, de haber tenido éxito, era un riesgo para la dolarización.
Pese a que Crespo está de acuerdo con la moneda actual del Ecuador, reconoce la pérdida de competitividad cuando países, con política monetaria propia, devalúan. Por ejemplo, un dólar equivale en Colombia a 3,250 pesos, lo que provoca que el producto ecuatoriano sea más caro en ese país.
Arízaga y Crespo creen que para mantener la dolarización es fundamental atraer dólares mediante la inversión extranjera que, en los últimos años, no ha sido significativa. Pues aunque el dólar llegó hace 20 años, en todo ese tiempo la economía ecuatoriana no ha dejado de depender de impuestos, petróleo y deuda.