Bares y restaurantes no llenan el aforo al 100%. Crisis económica e inseguridad afectan al sector
Una semana después de que el Gobierno eliminó la restricción de aforos para las actividades económicas del país, restaurantes y bares nocturnos en Guayaquil no han visto el crecimiento de su clientela, pues hay otros factores que dificultan la reactivación, dicen representantes de ambos sectores.
El principal motivo por el que no han llegado más consumidores de los que ya tenían es la falta de liquidez, aseguran. Otro es la inseguridad en la ciudad, así como limitaciones por horarios de cierre y obras de regeneración urbana que dificultan el acceso a los negocios.
Francesca Ferrero, de la Asociación de Restaurantes de Guayas, pone en contexto que en el sector gastronómico ya hubo un cambio de comportamiento de sus clientes desde las últimas restricciones que se dieron en enero cuando hubo una ola de contagios por la variante Ómicron del COVID-19. "Allí vimos una caída importante en la facturación”.
Pasaron un par de semanas y desde mediados de febrero los clientes retomaron su vida normal, pero no aumentaron en número ni en frecuencia de visitas. Por eso en los restaurantes creen que no verán una variación inmediata de manera favorable solo porque se hayan ampliado los aforos al 100%.
"Cuando veníamos trabajando con un 50% o 75% de aforo no es que teníamos clientes afuera de los locales haciendo fila para entrar", dice Ferrero. El paso al 100% apenas implica poner un poco más de mesas que de todas formas seguirán vacías, por falta de liquidez, afirma.
"El aumento de impuestos, el aumento de la gasolina, fue otro golpe al bolsillo de nuestros consumidores, que son los que inyectaban flujo y hacían reconsumos", menciona Fran Ferrero. "Eso hace que el dinero que antes usaban para recreación ahora lo usen para otras necesidades".
Juan José De la Cruz tiene un restaurante en Durán que ha venido funcionando con siete mesas. La ampliación del aforo le permitiría poner tres más, pero no lo hará porque las que tiene ahora mismo no se llenan al mismo tiempo. "Me quitaría espacio y tendría que gastar más en limpiarlas cuando algún cliente decida usarlas".
Igual hará Carla, que atiende una pastelería en Samborondón, donde según datos de algunas marcas agremiadas a la Asociación de Restaurantes se ha mantenido un promedio del 30% de facturación más alta que sus mismas franquicias en Guayaquil en el último año.
Es que en el Puerto Principal hay otros factores, además del económico, que inciden en el estancamiento del sector de bebidas y alimentos.
"En Guayaquil, sobre todo, uno de los mayores golpes que tiene el sector de restaurantes es la delincuencia", afirma Ferrero. "El guayaco come de noche y la mayor facturación siempre ha sido a partir de las 6 de la tarde, pero no se ha vuelto a recuperar este hábito. Muchas pesonas ahora salen temprano y se van temprano. A las 9 de la noche la ciudad está casi apagada".
Bares piden ampliación de horarios
Alrededor de las 21:00 en que actualmente cae la demanda en los restaurantes, los bares y centros nocturnos empiezan a recibir a sus clientes, pero este sector también se siente afectado, no solo por la falta de liquidez y de seguridad en Guayaquil, sino por el horario.
Erneto Vasquez, presidente de la Asociación de Centros Nocturnos del Guayas, dice que la ampliación de aforos fue una buena medida, pero se queja de que los ministerios de Turismo y de Gobierno no han cambiado aún los acuerdos que limitan su funcionamiento de lunes a sábado hasta las 02:00.
"El presidente Guillermo Lasso dijo en una rueda de prensa: diviértanse hasta la hora que quieran, incluso hasta los domingos, pero eso fue solo palabra y lo que no está escrito no es Ley. Los comisarios o intendentes siguen clausurando si algún local se pasa la hora señalada".
Vasquez hace un llamado a las autoridades: "Permítannos trabajar hasta las 4 de la mañana, de lunes a domingo, eso sí sería de gran ayuda para la reacitavión de bares, discoteas, restaurantes y karaokes".
De acuerdo con el dirigente, de la vida nocturna no solo viven los dueños y empleados de estos negocios, también hay ingresos indirectos que se generan para taxistas, comedores, vendedores de flores, hoteles, etc.
Calles rotas e inundadas, otro lío
Para los dueños de bares y restaurantes, la época de lluvias en Guayaquil, de enero a abril, representa una temporada baja en sus negocios; sin embargo, a esto se suma otro problema: el retraso en obras de regeneración urbana en ciertos sectores.
En la Alborada, norte de la urbe, han pasado más de doce meses y si bien se abren unos tramos de la avenida principal, otros se cierran. Los negocios han reportado mayor dificultad porque los clientes no quieren dejar sus autos lejos de donde comen y prefieren ir a otros lugares.
Esta preocupación la sienten en 96 comercios de la calle Guayacanes, que conduce a la Víctor Emilio Estrada, en Urdesa, que será intervenida por el Municipio de Guayaquil. "Si aquí se van a demorar también más de un años, eso implicaría el cierre definitivo de todos esos locales que de alguna manera lograron sobrevivir a dos años de pandemia y ahora verán la calle cerrada", dice la representante de los restaurantes de Guayas.
Urdesa tiene otro problema que el Municipio también debe atender, señala Fran Ferrero, y es que en invierno sus calles se inundan. "La regeneración es positiva cuando el momento lo amerite, pero el 2022 no es un año para darnos el lujo de cerrar una arteria vial donde cientos de empleos se puedan perder".