Cuando los niños sufren de ansiedad
Estudios sicológicos apuntan a que uno de cada diez niños sufre trastornos de ansiedad.
Estudios sicológicos apuntan a que uno de cada diez niños sufre trastornos de ansiedad. Las manifestaciones pueden variar según el niño, sin embargo, en algunos casos se manifiesta con el ritmo cardiaco, que se acelera, se presentan sudoraciones excesivas, inquietud motora, e incluso dolor estomacal.
Según el sicólogo y terapeuta Chansky, la ansiedad es un estado de tensión emocional que puede ocurrir cuando no se puede predecir el resultado final de una situación o garantizar que este resultado será el deseado.
Todos sienten ansiedad en algún punto de sus vidas y en algunas situaciones la ansiedad no solo es esperable, sino que también puede ser adaptativa. Por ejemplo, una ansiedad leve a causa de un examen, promueve una preparación adecuada. Sin embargo, cuando la ansiedad es más severa o sucede demasiado a menudo, puede causar excesivo estrés e interferir con el funcionamiento normal de la persona.
Todo depende de la intensidad de la emoción experimentada por el niño y hasta qué punto está interfiriendo en su vida. A su vez, también hay que considerar la duración y la frecuencia con que se manifiesta. Es importante identificar si el miedo es apropiado dada la situación, o si es exagerado y fuera de proporción.
Por ejemplo, Alejandro es un niño de nueve años que se resiste a ir al colegio porque le da temor separarse de sus padres. De un momento a otro, el temor de Alejandro empezó a aumentar. Sentía una gran ansiedad incluso desde la noche anterior, tan solo de pensar que iba a sentirse ansioso al día siguiente. Durante las mañanas, si bien Alejandro se vestía, desayunaba y subía al carro para que su padre lo lleve al colegio, su ansiedad no disminuía, por el contrario iba en aumento. Al llegar al colegio, papá, muy enojado, lo obligaba a bajar del carro, sin embargo Alejandro no era capaz de dar un paso para entrar. El miedo lo paralizaba y se ponía a llorar sin parar, por lo que papá se daba por vencido y lo llevaba de regreso a casa.
Una de las respuestas más comunes de los niños que experimentan ansiedad, es la evitación, como en el caso anterior. Esta es la primera señal que le ayudará a identificar si su hijo sufre o no de un problema de ansiedad. Por ejemplo, si su hijo siente ansiedad al hablar en público, probablemente el día que le toque exponer en el colegio, no querrá ir y pondrá como excusa que se siente mal. Si su hija teme nadar, evitará las piscinas, o si su hijo tiene temor a quedar en ridículo frente a otros, no querrá relacionarse con otros niños. Esta evitación complejizará aun más el cuadro ansioso de su hijo, porque a medida que evite ciertas situaciones, seguirá reforzando la ansiedad y luego le será más difícil enfrentar las situaciones temidas.
Los niños que experimentan ansiedad exageran los riesgos y subestiman su habilidad para enfrentar los problemas. Son niños ansiosos aquellos que tienden a creer que saben lo que va a ocurrir y que seguramente será malo. Se cuestionan lo que podría suceder constantemente. Las preguntas como: ¿Y si nos accidentamos? ¿Y si nos roban? ¿Y si salgo mal en el examen? ¿Y si se burlan de mí? son habituales.
Otro error de pensamiento muy común en los niños ansiosos es creer que pueden adivinar lo que otros están pensando. Por ejemplo, un niño con temor a cometer errores puede pensar "Sé que mis amigos se van a burlar y pensaran que soy un tonto". Sin duda, si el niño piensa de esta manera, se sentirá muy ansioso y no se atreverá a participar en el salón de clases.
Si nota que su hijo se siente ansioso, ayúdelo a poner en palabras lo que siente.
Muchos padres no han pensado en llevar a sus hijos con ansiedad a buscar ayuda donde un profesional. Esto ocurre porque muchos creen que la ansiedad es simplemente parte de la personalidad de su hijo y no hay nada que se pueda hacer al respecto. O podría ser que la ansiedad del niño no está afectando a los padres, tanto como otros problemas (conductas agresivas, déficit atencionales, desórdenes alimenticios o tendencias suicidas), por lo que no notan cuanto la ansiedad afecta al niño. (Rappe, Wignall, Spence, Cobham & Lyneham, 2008). Como padres se debe tener mucho cuidado y no dejar pasar esta problemática inadvertida.
Helping your Anxious Child. Rapee, Wignall y otros.
Freeing your Child from Anxiety. Chansky, Tamar.
Manual de Terapia Cognitiva Comportamental. Martin Gomar, Javier Mandil y Eduardo Bunge.
Psicóloga Clínica
Psicoterapeuta TREC y TCC
Entrenadora Certificada de Disciplina Positiva para Padres y Educadores
0985878164
Disciplina Positiva Ecuador
Psic. Karina Bustamante
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