Las 5 palabras que podemos borrar del diccionario

Las 5 palabras que podemos borrar del diccionario Información del artículo
03 ago 2015 , 05:45
Redacción

Hoy traigo cinco palabras a las que podemos darles DELETE.

“Si los hombres han nacido con dos ojos, dos orejas y una sola lengua es porque se debe escuchar y mirar dos veces antes de hablar”, decía la escritora francesa, Madame Sévigné. Y es cierto, ¿nos hemos puesto a pensar cuánta atención le prestamos a nuestras palabras? Hoy traigo cinco palabras a las que podemos darles DELETE.

 

 

 

 “Odio la gente que pita en las calles”, “¿Por qué la fila no avanza?”, “¿Supiste lo que le pasó a esa chica?”.

 

En esas frases, que por cierto son muy comunes, se esconden algunas palabras, a las que yo denomino `traviesas´. Yo identifiqué cinco. De esas palabras que están en el diccionario, pero que deberíamos eliminar y olvidar cómo se escriben. ¡Y eso que nuestro diccionario está lleno de palabras en desuso… pero estas parece que quisiéramos que nos acompañaran para toda la vida! y son precisamente las que más nos empujan hacia el abismo.

 

El tema es que usamos esas palabras para todo, para frases del día a día, para situaciones cotidianas, y no nos damos cuenta que esas palabras son las que se ponen al frente nuestro, nos golpean la canilla y, de un tropezón, nos hacen caer de rodillas.

 

Y aquí viene mi Top 5 de palabras a las que deberíamos darles DELETE, por completo:

 

PALABRA # 1: ODIO

“Odio que todo lo rico engorda”

“Odio a mi jefe”

“Odio como me quedan estos pantalones”

Por qué habríamos de usar tanto esa palabra que significa: antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien? ¿No es una palabra tosca, seca, cargada?

 

 

PALABRA #2: MALDITO

“Ah, este maldito taxi que no llega” o “!Maldita sea!”

Si bendecir es una palabra tan positivamente poderosa, ¿maldecir no tendrá el mismo efecto, pero en un sentido contrario? ¡Claro que si!

Todas las palabras tienen su poder, porque en cada una de ellas hay una intención. Si yo escojo maldecir, lo único que estoy haciendo es enviar todos mis impulsos negativos hacia la otra persona o hacia la situación. 

 

Si cuando vino el papa Francisco hicimos tanto esfuerzo por recibir su bendición, ¿no será que bendecir es maravilloso y maldecir es lo todo contrario?

Entonces “maldito” es, definitivamente, una palabra que puede ser reemplazada por otra que no denote tanta rabia y descontento.

 

PALABRA #3: CHISMEAR

“¿Ya supiste la última?“

“Viste lo que pasó con esa chica? Su marido la dejó por otra”

“Supiste que lo despidieron por meterse donde no debía?”


Chisme. Según el diccionario, el chisme es una noticia o comentario, verdadero o falso, con que generalmente se pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de alguna. Es también “el que versa sobre algo de poca importancia”.

No tiene ningún sentido hablar de las otras personas. 

 

Una vez escuché esta frase y me pareció muy fiel a su significado: “Lo que Juan dice de Pedro dice más de Juan que de Pedro”.

¡Hay tantas cosas importantes de qué hablar, que escoger hablar de la vida de los otros es tan pobre!

 

 

PALABRA # 4: RECLAMAR

“Ay, detesto este tráfico”

“Qué calor que hace, por qué hay tanto sol hoy”

“Uy, ¡qué lluvia! ¿a qué hora sale el sol?”

 

Palos porque bogas, palos por que no bogas. Por todo se quiere reclamar, porque está fría el agua, porque se dañaron los semáforos, porque un político es corrupto, porque la carne del restaurante está fría. Es como un hábito adquirido, como una enfermedad crónica: el reclamo. Parece que nos hiciera más felices en lugar de amargarnos.

Reclamar nos convierte en seres permanentemente insatisfechos. Reclamamos como si nosotros mismos no fuéramos los dueños de nuestras acciones y parte de las soluciones.

 

¿No te gusta? ¡Cámbialo!. No te gusta el calor, acepta que el sol es natural, que gracias a él hay vida y que por suerte existen los ventiladores y aires acondicionados que pueden quitarte ese insignificante `estrés´. Calor siente el que vive en zonas áridas, frío el que no tiene techo y la carne fría es una bendición para quien no tiene qué comer.

 

 

PALABRA #5: CRITICAR

Criticar no es otra cosa que juzgar. Y juzgar no es más que emitir juicios de valor sobre los demás. Cuando emitimos juicios sobre los demás, el universo, a cambio, emite juicios sobre nosotros mismos.

 

Cuando criticamos juzgamos las acciones o conductas de alguien. ¿Y quiénes somos nosotros para juzgar la vida, las acciones o la forma de pensar de otros? ¿Acaso se nos ha ocurrido ponernos en un instante en sus zapatos para ver cuán difícil es la situación por la que esa persona está pasando o tal vez entender las causas?

 

Si miramos las causas y entendemos las acciones, tal vez sea más difícil juzgar y criticar al otro por lo que ha hecho o porque es distinto a nosotros ¿O es que acaso nosotros no nos equivocamos? ¿Y es que acaso no podemos aceptar las diferencias?

 

 

Siempre he creído que una vez que el pensamiento se convierte en palabra se hace más concreto. Es como si fuera más fácil hacerse realidad. Dejar una idea en la cabeza es alimentarlo en el pensamiento, pero verbalizarlo, ponerle sonido y sentido, lo hace más viable, más activo. Entonces, si usas palabras positivas, lo que construyas sólo puede ser positivo. Si usas palabras negativas, quédate sentado esperando a ver como la vida es un peso, tu sueño se derrumba y el aliento se pierde.

 

Las palabras que usamos se vuelven hábito si las repetimos. Es nuestro léxico el que todo el tiempo ponemos a prueba. 

 

Dale chance a tu mente y borra esas palabras que ensucian tu boca, que seguro es más inteligente de lo que crees.