¿Un respiro para Verónica Abad?
El diablo está en los detalles, dice un viejo y conocido refrán que el Gobierno no lo recordó mientras afinaba su estrategia de defensa del sumario administrativo con el que se suspendió por 150 días a la vicepresidenta Verónica Abad. Con ello, la segunda mandataria no podría reemplazar al presidente Daniel Noboa mientras esté en campaña electoral.
El papelón de este viernes 29 de noviembre corrió por cuenta del abogado de Ministerio de Trabajo, Andrés Ramón Castillo, quien no pudo explicar ante la jueza de primera instancia, Nubia Vera, qué artículos y qué normativa sustentaron la extensa sanción aplicada para la Vicepresidenta.
Su argumento mejor estructurado fue apelar a la “sana crítica” y a la “proporcionalidad” como los ingredientes que dieron forma a la sanción.
Fueron minutos realmente incómodos. Como la intervención del abogado fue telemática, los videos que la registraron se colaron por redes sociales.
Castillo, quien usó una mascarilla, pidió a la jueza en un par de ocasiones que le concediera unos minutos para armar su respuesta jurídica.
Los abogados de Abad y otros participantes en la audiencia de la acción de protección miraban con sorpresa y hasta regocijo no solo los enredos del abogado del Ministerio de Trabajo, sino la muchacheada que recibió por parte de la jueza Vera quien en tono firme, como si se tratara de una maestra de colegio, lucía molesta por tener que repetirle insistentemente una pregunta cuya respuesta no le satisfacía.
De esta manera, el caso de la Vicepresidenta tomó un giro inesperado que complica los planes del Gobierno si, a juzgar por la actitud incómoda de la magistrada, falla a favor de Abad.
Es como si la virgen se le hubiera aparecido porque el debate político y mediático alrededor de su suspensión parecía agotado, permitiéndole al Régimen tener éxito en su política de los hechos consumados.
Si a eso se suman los avances en el caso Nene, donde se procesa al hijo de Abad, el panorama, hasta esta mañana, no lucía favorable.
Habrá que ver cómo el Gobierno retoma el control en la parte final de este juego, sin que sus estrategias no aticen las críticas recibidas por inobservar la Constitución y leyes como la del Servicio Exterior.
El paso en falso del Ministerio de Trabajo permitió además que buena parte de la oposición, así como varios grupos de juristas, cerraran filas en torno a Abad.
Ella ahora se siente más respaldada, aunque tener a buena parte del correísmo haciéndole barra, tampoco es de gran ayuda porque profundiza las dudas sobre su cercanía e independencia con ese grupo, en caso de que llegara, en efecto, a reemplazar a Noboa. Un error, por mínimo que sea, a estas alturas, puede ser muy costoso.