España enfrenta su segundo mayor brote del virus Nilo Occidental
España está enfrentando uno de sus brotes más graves del virus del Nilo Occidental, con un total de 47 casos confirmados y cinco muertes en lo que va de año.
Este incremento representa un aumento del 123 % en comparación con los 21 casos reportados en 2023. La provincia de Sevilla es la más afectada, con 35 casos, seguida por Extremadura, que ha notificado 12 casos en la presente temporada.
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El virus del Nilo Occidental es transmitido principalmente por mosquitos del género Culex, que se alimentan de aves y pueden infectar a humanos y animales. En 2020, España vivió su peor brote, con 77 casos y ocho muertes, lo que llevó a un fortalecimiento de las medidas de vigilancia y diagnóstico, especialmente en las regiones del sur del país.
Ante la gravedad de la situación, las autoridades locales y regionales solicitaron mayor colaboración del gobierno central para combatir la propagación del virus.
En localidades como Coria del Río, en Sevilla, donde se registraron dos de las cinco muertes, los ayuntamientos exigieron la creación de una mesa de trabajo permanente.
Esta propuesta busca coordinar esfuerzos entre la Junta de Andalucía, las diputaciones provinciales y los municipios afectados para implementar acciones más efectivas.
En Extremadura, varios alcaldes solicitaron al gobierno regional un aumento en la colaboración y el apoyo para reducir la presencia de mosquitos en las áreas de regadío, las cuales son propicias para la proliferación del mosquito vector.
Las medidas de control, como la instalación de trampas para mosquitos y la implementación de campañas de concienciación, son fundamentales para prevenir la transmisión de la enfermedad.
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El 80 % de las infecciones por el virus del Nilo Occidental son asintomáticas, pero en menos del 1 % de los casos, puede causar complicaciones neurológicas graves, como meningitis o encefalitis, y en un 10 % de estos casos, puede ser mortal.
Las personas mayores, inmunodeprimidas y con enfermedades crónicas son las más vulnerables. Dado que no existe una vacuna ni tratamiento específico, la prevención es clave, incluyendo el control de mosquitos y la protección personal contra las picaduras. La transmisión entre personas es extremadamente rara, limitándose a casos de transfusión de sangre o trasplante de órganos.