¿Cómo se elige un Papa?
La elección del Papa acontece durante el Cónclave, el retiro en el que los Cardenales se reúnen para elegir al nuevo Pontífice.
El Cónclave se lleva a cabo en la Capilla Sixtina y se llama de esta manera porque los Cardenales se encierran “cum clave” dentro de la zona en la que se desarrolla el mismo para impedir cualquier tipo de contacto con el mundo exterior.
El último Cardenal Diácomo, cuando todos los que no tienen derecho dejan la Capilla, cierra desde dentro la puerta de la Sixtina.
Pueden elegir al nuevo Pontífice sólo los Cardenales que no hayan cumplido los ochenta años de edad, y el número de electores no debe superar los 120. Los Cardenales con más de ochenta años tienen una función puramente espiritual y participan sólo en las fases preliminares de la elección. Actualmente los Cardenales electores son 115.
Aunque desde hace siglos han sido elegidos sólo Cardenales, puede ser elegido Papa cualquier adulto fiel que esté bautizado y que no esté casado, siempre y cuando no se lo impidan el derecho divino y el derecho eclesiástico. En el caso de que el elegido no sea Obispo, el Ordo Rituum conclavis prevé que sea ordenado Obispo después de su consenso.
La elección del nuevo Pontífice se da cuando se alcanzan dos tercios de los votos de los electores presentes. A partir del 34° escrutinio se procede a la votación entre los dos Cardenales más votados en el último escrutinio, los cuales, a partir de esta segunda votación ya no podrán ejercitar el derecho al voto.
El voto secreto fue instaurado en 1621 por Gregorio XV, de esta manera el voto no se veía afectado por vínculos impuestos por las relaciones sociales, sino que se expresaba a conciencia. Como consta en la fórmula de juramento que precede la votación, los Cardenales deben votar “Secundum Deum”.
Una vez que en la votación alguno de los Cardenales alcanza dos tercios de los votos, el Cardenal Decano se dirige al elegido preguntándole si pretende aceptar y, obtenida una respuesta afirmativa, le pregunta cuál es el nombre pontificial que ha escogido.
Al final de cada votación, se atan con un hilo las boletas electorales y se queman en una estufa instalada para la ocasión. Se obtiene de esta manera una fumata nera cuando la votación no ha tenido un éxito positivo, mientras que la célebre fumata bianca anuncia la elección del nuevo Papa.
Tras haber sido elegido, el nuevo Pontífice es acompañado a la llamada Sala de las Lágrimas, en donde se le ayuda a vestir por primera vez los paramentos papales.
El elegido se quita la vestimenta cardenalicia y se viste con los hábitos papales. Después de este rito sigue el homenaje de los Cardenales al nuevo Papa.
El Cardenal Protodiácono sale al balcón de la logia central de la Basílica de San Pedro en el Vaticano y, delante de la multitud, pronuncia la frase ritual “Annuntio vobis gaudium, Habemus Papam”, indicando además el nombre y el apellido del Cardenal Electo y el nombre pontificial.
El nuevo Papa, en procesión, se dirige a la misma logia y, tras un breve discurso, imparte la bendición “Urbi et Orbi”.
Fuente: Vatican Insider.