En Albania, los hombres se van y los flamencos vuelven
En Narta, las embarcaciones pesqueras, cuyos motores perturbaban a las aves, ya no salen.
En la laguna de Narta, en Albania, los flamencos, con sus elegantes siluetas, son cada vez más numerosos desde que los barcos de pesca y los turistas están encerrados en casa a causa del coronavirus.
Ahora, la tranquilidad reina en esta tierra pantanosa de agua salada situada al norte de la bahía de Vlora, separada del mar Adriático por una estrecha franja litoral, donde las aguas azules brillan bajo un sol de primavera.
"Los papeles se han intercambiado: el hombre está confinado, mientras que la fauna ha recuperado todos sus derechos y se beneficia de las libertades que le confiere la naturaleza", explica a la AFP Nexhip Hysolokaj, especialista en biodiversidad.
La laguna de Narta es una zona protegida pero, a lo largo de los años, la actividad humana y la urbanización salvaje han invadido el medio ambiente, amenazando los ecosistemas.
Sin embargo, desde la aparición del primer caso de covid-9 en Albania, el 9 de marzo, las autoridades impusieron medidas extremadamente restrictivas que detuvieron al país.
En Narta, las embarcaciones pesqueras, cuyos motores perturbaban a las aves, ya no salen, como tampoco lo hacen las decenas de transbordadores y barcos que hacían cada día los viajes hacia Italia y Grecia desde el cercano puerto de Vlora, continúa Hysolokaj, responsable de la zona protegida.
Del mismo modo, el tráfico se redujo notablemente en la carretera nacional, mientras que las fábricas alrededor de la laguna, que emitían residuos contaminantes -en particular una planta de procesamiento de cuero y un productor de aceite de oliva-, están paralizadas.
El resultado es que cuarenta especies de aves migratorias que pueblan este paraíso ornitológico están renaciendo.
Según un censo realizado por los responsables del lugar, en enero había 1.961 flamencos rosados procedentes de África, Italia, Grecia, España y Francia. Actualmente, hay más de 3.000 en la laguna.
Mirjan Topi, autor de la primera guía sobre las aves de Albania, afirma que los flamencos que "se pasean durante algunos años por las diferentes regiones del Mediterráneo hasta la madurez sexual" no se reproducían hasta ahora en este pequeño país de los Balcanes.
Pero, este año, los expertos esperan que la tranquilidad sumada a la abundancia de alimentos haga que las aves se queden para reproducirse y anidar.
Desde hace ya tres semanas, el movimiento de las parejas de flamencos hace intuir que las expectativas de los expertos pueden cumplirse.
A menos de 100 kilómetros al norte, en el Parque Nacional de Divjaka, los pelícanos también disfrutan de la tranquilidad reinante.
Una pequeña isla, de 22 kilómetros cuadrados en el centro de la laguna, es el único lugar de reproducción de esta gran ave migratoria en Albania. Acoge actualmente a unas 85 parejas, el mayor número de los últimos 30 años, según Ardian Koci, director del parque.
La naturaleza es impresionante en un lugar que, en los últimos años, ha sido víctima del apetito devorador de la industria turística y de la urbanización salvaje, con la construcción de decenas de edificios ilegales.
Los restaurantes y hoteles del parque, que alberga a 252 especies animales, la mitad de ellas en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)-, están cerrados.
En este periodo del año, la laguna solía recibir a unos 50.000 visitantes mensuales, pero actualmente varias decenas de moritos comunes, un ave zancuda de tonos pardos, se pasean por las callejuelas y los senderos abandonados por los humanos.
Ardian Koci quisiera que la crisis sanitaria, que ha causado cerca de 30 muertes en Albania, sea la ocasión de reequilibrar el turismo, necesario en un país muy pobre, y la protección de la biodiversidad.
"Sería egoísta decir que solo la naturaleza cuenta" pero se necesitan "medidas urgentes para poner fin a los abusos que han perjudicado tanto a los ecosistemas. Nuestra tarea es preservar la biodiversidad para servir mejor al turismo", afirma.