Caso Nene: ¿Por qué la situación política de Verónica Abad se parece a la de Jorge Glas en 2017?
No es la primera vez que en Ecuador se ve salpicado un Vicepresidente de la República por un caso penal, así como ahora la segunda mandataria es procesada, Verónica Abad, por el caso Nene. Ocurrió con Jorge Glas, en 2017, cuando fue vinculado al caso Odebrecht, lo que terminó con la cesación de su cargo.
Entre ambos procesos hay varias similitudes. Por ejemplo, la ruptura de la relación del binomio presidencial, la tensión por la sucesión presidencial, el protagonismo de la Asamblea Nacional y los caminos que se delinean para deshacerse del Vicepresidente.
Este martes 11 de junio de 2024, la Fiscalía pidió fecha y hora para la audiencia de vinculación y reformulación de cargos contra Abad, por el presunto delito de concusión, en el caso Nene. Con ese pedido inicia el trámite para procesar penalmente a la Vicepresidenta.
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Jorge Glas y Verónica Abad se convirtieron en figuras incómodas para Lenín Moreno y Daniel Noboa, respectivamente
El exvicepresidente Jorge Glas llegó al cargo junto a Lenín Moreno en mayo de 2017. Durante la campaña ya se presentaron las primeras denuncias y cuestionamientos contra Glas, por permitir la contratación con la constructora corrupta Odebrecht.
Sin embargo, cuando ya estuvieron en funciones, la tensión entre ambos se hizo evidente.
En un inicio, ambas autoridades intentaron disimular las fricciones, pero con las voces latentes en la Asamblea Nacional y en la opinión pública, se hizo inevitable que Moreno emita algún pronunciamiento.
En agosto de 2017, el entonces Presidente retiró las funciones que tenía Jorge Glas, argumentando que cada vez había más indicios contra él. El exvicepresidente emitió un pronunciamiento recordándole a Moreno que ambos fueron electos bajo la figura de Rafael Correa.
Finalmente, Glas fue condenado por corrupción, mientras cumplía prisión preventiva. Para enero de 2018, se determinó el abandono del cargo y fue cesado de la Vicepresidencia.
Verónica Abad tampoco se lleva bien con el presidente Daniel Noboa. La relación se rompió en la campaña electoral, siguiendo los registros de redes sociales, aparecen juntos en contadas ocasiones y solo durante la primera vuelta.
En la segunda vuelta, Noboa le encargó a Abad la campaña en el exterior. Fue entonces que los rumores, de que al entonces candidato le incomodaba su compañera de fórmula, se intensificaron.
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Luego, hubo otros indicios de la separación. Por ejemplo, cuando no estuvieron juntos esperando los resultados y cuando se hizo evidente el distanciamiento en la entrega de credenciales ante el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Ya en funciones, Abad y Noboa no se juntaron para celebrar la posesión. La Vicepresidenta lo hizo por su lado en un mercado, mientras el Mandatario estuvo en Carondelet.
La situación se desbordó cuando Noboa encargó a Verónica Abad como embajadora en Israel. Desde entonces, las acusaciones han ido y venido de ambas partes.
En este punto, el gobierno se ha deslindado de responsabilidades sobre la administración de la Vicepresidencia; mientras Abad cree que hay intereses políticos detrás del proceso penal en su contra.
La función del Vicepresidente, de suceder al Presidente, es otro elemento en juego
Constitucionalmente, la única función establecida para los Vicepresidentes es la sucesión del Presidente, en caso de ausencia temporal o definitiva. Las demás responsabilidades son dadas por el Mandatario.
Eso convirtió a Glas, y ahora a Abad, en personajes incómodos para Moreno y Noboa, respectivamente.
Sin embargo, en el caso de Verónica Abad, la situación es más compleja porque Noboa tiene intereses de candidatizarse en las elecciones de 2025. Para hacerlo, tiene que encargarle la Presidencia por 33 días durante la campaña electoral.
Esa sucesión se complica con el caso Nene. El procedimiento penal contra la Vicepresidenta podría derivar en una orden de prisión preventiva, mientras se desarrolla la investigación.
Si ese fuera el caso, se podría repetir lo ocurrido con Glas, que se determinó la ausencia del cargo, mientras estaba en la cárcel.
La Asamblea Nacional toma protagonismo
El gobierno de Daniel Noboa no ha tenido reparos en decir que sería un error que Verónica Abad asuma el poder por sucesión presidencial.
Para evitarlo, se han debatido un sinnúmero de posibilidades. Por ejemplo, argumentar que Noboa no va a la reelección y, por lo tanto, no debe en cargar la Presidencia. También un enjuiciamiento político a la Vicepresidenta, desde la Asamblea Nacional, para lo cual se necesitaría haber cometido un delito como la concusión, que se está investigando ahora.
Lo cierto es que en este punto el trámite está en cancha del Legislativo. 92 asambleístas deben permitir que Abad sea procesada.
Noboa tiene pocas posibilidades de maniobrar en ese espacio, donde ha generado enemistades. Sin embargo, en las bancadas todavía hay posiciones inciertas al respecto. Están por realizarse reuniones en los próximos días para saber si hay el respaldo o no.
Con Glas, hubo unanimidad para permitir la vinculación.