Palestina e Israel: ¿cómo viven los ecuatorianos el conflicto?
Los tiempos de calma nunca han sido una certeza entre Israel y Palestina, sino más bien un volcán siempre a punto de erupcionar.
El pasado lunes 10 de mayo volvió a activarse. ¿Las razones? Muchas. Hace un mes, comenzó el período más sagrado para los musulmanes: el Ramadán. El 8 de mayo durante la Noche del Destino, una de las fechas más importante del calendario islámico, hubo enfrentamientos luego de que la policía israelí, impidiera a palestinos reunirse en la explanada de mezquitas, en la Ciudad Vieja ubicada al este de Jerusalén.
Los enfrentamientos escalaron el lunes en la mezquita Al Aqsa tras la tensión por el ‘Día de Jerusalén’, una fecha donde Israel celebra la conquista sobre la zona este (de mayoría musulmana) en la guerra de 1967, lo que supuso el inicio de la ocupación para palestinos.
Detonante de fondo. Ese mismo día a siete minutos de la Ciudad Vieja en el barrio de Sheikh Jarrah (ver el mapa), se esperaba el fallo de la Corte Israelí sobre el plan de desalojo a familias palestinas que tendrían que entregar sus casas a judíos que las reclaman como propias. Las protestas crecían.
Hasta que no hubo marcha atrás. El grupo militante que gobierna Gaza, Hamás, lanzó misiles desde la Franja. Israel respondió. Al momento, según EFE, hay más de 100 muertos y cientos de heridos en Gaza, y una decena de muertos del otro lado.
15 segundos para entrar al búnker
En Israel viven aproximadamente entre 350 a 400 ecuatorianos, revela Willian Zhapa, presidente de la Asociación de Ecuatorianos Amazonas en Israel, "somos la Colonia más grande de Medio Oriente. La mayoría de los ecuatorianos han llegado por trabajo", cuenta a Ecuavisa digital. Él se mudó en 1995 y vive en Ramat Gan una ciudad próxima a Tel Aviv.
Mientras que, Estefanía Enríquez de 33 años es originaria de Quito, hace 9 años llegó como voluntaria y hoy reside en el sur de Israel a tres kilómetros de la Franja de Gaza, con su hijo de dos años y su esposo.
Cuando los pájaros se inquietan, describe, es cuando algo está por pasar: “si suena la alarma tengo tan solo 15 segundos para correr a un búnker dentro de casa y debo permanecer ahí al menos 10 minutos”, narra Enríquez, y agrega "he puesto cinta adhesiva en la ventana porque después de lo que pasó con la muerte de un niño de 6 años, pues el proyectil pasó la ventana del búnker, la mayoría de mamás morimos de miedo".
Detalla que no hay muchas opciones para escapar a una zona más segura, "los misiles están llegando muy lejos (...) El irnos a un hotel en el norte, nos arriesgamos a que haya ataques y no tengamos cuartos de seguridad". A pesar de la situación, sostiene que residir cerca de la Frontera de Gaza es posible, "vivimos en una relativa tranquilidad, es una paz acordada".
En la primera línea también vive Marco Acosta, quien arribó desde Quito en 2007 por tres meses para hacer voluntariado, pero su estadía se extendió. Ahora está casado y tiene tres hijos, su casa está a 2 kilómetros de Gaza. “Mis hijos no querían salir del refugio estaban muy angustiados, lloraban todo el tiempo, los niños son los que más sufren”, entonces viajó al norte, al Mar de Galilea, “están más calmadas las cosas por acá”.
¿Cómo ven el conflicto?
Desde lejos la disputa se ve asimétrica. Sin embargo, para Willian Zhapa, dice que hay que vivir allí para entenderlo, "aunque se puede dar la razón al pueblo palestino, no se puede dar la razón a un grupo terrorista", asegura.
Acosta concuerda con ello, y narra un evento que marcó su perspectiva: “el 15 de enero de 2008 un francotirador desde Gaza mató a Carlos Mosquera un voluntario ecuatoriano, desde ese momento entendí que desde el lado de Hamás, el grupo terrorista, no de los palestinos, que el problema no es solo con gente judía, es con cualquier persona”. Carlos era su compañero de cuarto.
Al preguntarle si no cree que Israel también ha provocado (desalojos, marcha del Día de Jerusalén) este último enfrentamiento : “no fue una provocación es una tradición de años, se hace una marcha por todas las puertas de la Ciudad Vieja, el tema es que la situación ya estaba caliente, la gente radical de lado y lado son los que nos están llevando a una tercera intifada (levantamiento palestino)”.
Recalca que el fin no es buscar culpables, sino la paz.
El conflicto: desde el otro lado
"Para nosotros, no es un conflicto entre dos estados, no es un conflicto entre Israel y Palestina, existe el estado colonial de Israel y nosotros los que vivimos bajo este sistema", expone Sarah Hamleh a Ecuavisa digital, periodista Palestina residente en Cisjordania.
Los desalojos en el barrio de Sheikh Jarrah fue uno de los detonantes del actual enfrentamiento. La Ley israelí permite a judíos recuperar tierras en Jerusalén Este si tienen un título de propiedad anterior a 1948, sin embargo los palestinos no pueden reclamar propiedades en Jerusalén Oeste. Sara cuenta que hay 38 familias que viven allí, "desde principios de 2020, tribunales israelíes han ordenado el desalojo de 13 familias palestinas".
La respuesta de Hamás, el brazo armado de Gaza, dice Sara sucedió "después de todo el levantamiento contra Sheikh Jarrah y el ataque a la gente en las mezquitas de Jerusalén. Esto inició la guerra". Desde el 2008 Naciones Unidas ha documentado 5.600 palestinos fallecidos y 115.000 heridos hasta el 2020. Mientras que, en el mismo período, 250 israelíes fallecieron y 5,600 resultaron heridos.
Jerusalén: ¿por qué el centro de la crisis?
Primero hay que entender que en la Ciudad Vieja se concentran los lugares más sagrados para israelíes y palestinos: la Cúpula de la Roca y la explanada de mezquitas para los musulmanes, el Santo Sepulcro para cristianos y el Monte del Templo y el Muro de las Lamentaciones para judíos.
Ahora hay que regresar a 1967 a ‘La guerra de los Seis Días’, cuando Israel tomó control de la zona este de Jerusalén y declaró a toda la ciudad como su capital. Por otro lado, los palestinos reclaman que Jerusalén este será su capital para su anhelado Estado independiente.
Desde entonces, un acuerdo mantuvo el 'status quo', donde tanto palestinos como israelíes pueden acceder a los lugares religiosos por diferentes entradas, sin embargo es una zona tensa por el roce y la cercanía de los sitios (como se ve en el mapa).
Aunque la decisión de Israel no fue reconocida a nivel internacional. En 2017 durante el mandato de Donald Trump, Estados Unidos se convirtió en el primer país en reconocer a Jerusalén como la capital de Israel.