La doble condena: ser trans en cárceles de Ecuador

Aproximadamente existen 114 personas LGBTIQ+ privadas de libertad.
La condena de ser trans en cárceles de Ecuador()
28 jun 2021 , 13:52
Gisella Rojas

Los hechos de febrero dejaron al desnudo las profundas falencias en los centros penitenciarios del país. Sin embargo, las condiciones son aún más precarias para quienes son considerados minorías dentro del universo carcelario.

En Ecuador existen aproximadamente 144 personas LGBTI privadas de libertad, según cifras oficiales del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad (SNAI). "Al constituir una minoría en los centros de rehabilitación social sus necesidades y demandas no son canalizadas", destaca un informe de fundación Dignidad sobre la situación carcelaria en el país.

Pero ¿qué pasa cuando una persona trans llega a la cárcel? ¿a qué pabellón va?

La doble condena

"El sistema no sabía dónde ubicarme, en la cárcel de mujeres no me aceptaron, en la cárcel 4 de Quito no me aceptaron", recuerda Odalys Cayambe, mujer trans y directora de “Vivir Libre”, una organización que asiste a la población LGBTIQ+ dentro y fuera de las cárceles.

En 2013 estuvo en prisión, cuenta que cuando llegó, la obligaron a identificarse como hombre y a usar ropa masculina. "Me mandaron a máxima seguridad cuando mi pena era mínima. Compartí celda con hombres; era un pedazo de carne entre leones y fue cuando me violaron", relató a Ecuavisa.com. La trasladaron a otro centro, pero vivió la misma situación. Pese a ello, durante cinco años Odalys se convirtió en un referente de lucha dentro del sistema carcelario.

El sistema

Luego de años de incidencia Ecuador dio un paso para salvaguardar sus derechos y los de la comunidad dentro de los centros penitenciarios. Al menos fue lo que quedó escrito en el "Protocolo de atención a la Población LGBTI", presentado en 2016. En el artículo 4 establece los lineamientos de registro para la ubicación de las personas privadas de libertad: por inscripción de sexo (mujer-hombre) y género (femenino-masculino).

Ante ello, Vianca Gavilanes, coordinadora de Gestión de la Fundación Dignidad, expone "lamentablemente la inscripción depende netamente de lo que diga la cédula; si dice hombre será enviado a un pabellón de hombres independientemente de que sea una mujer trans". Mientras que, para Odalys las medidas del protocolo quedaron en letra muerta: "jamás se aplicó". Este medio solicitó una entrevista al SNAI, y hasta la publicación no hubo respuesta.

Trato prioritario en hacinamiento

Asimismo el protocolo expone que "los centros de privación regionales podrán contar con una sección específica para la población LGBTI". Según las cifras del SNAI de 20 personas trans en prisión, 12 están en el centro masculino Zona 8 de Guayas.

Allí sí existe un pabellón prioritario, sin embargo, Gavilanes expone que no es una práctica general "las otras cárceles no cuentan con pabellones prioritarios y a ello se suma que están hacinados", asegura.

En la misma línea apunta María Dolores Miño, abogada especialista en Derechos Humanos, y docente de la UIDE, "hay una situación generalizada de hacinamiento, y de violencia, entonces en un contexto así para grupos tradicionalmente excluidos, es aún peor".

Sobrevivir a cambio de sexo

La violencia de tipo sexual es una de las vulneraciones más recurrentes. "Para poder sobrevivir a la prisión las mujeres trans en pabellones masculinos deben lindarse a procesos de prostitución es lo que está sucediendo en la actualidad", resalta Gavilanes.

Por su parte, Miño manifiesta que las mujeres trans "están en mayor riesgo a situaciones de esclavitud sexual por estar en pabellones que no les corresponden y que son situaciones permitidas muchas veces por las autoridades y guías penitenciarios".

Una sentencia digna

Tras su experiencia, Odalys, continuó trabajando por los derechos de las mujeres trans en prisión. En Flor de Bastión al noroeste de Guayaquil opera lo que ella llama un espacio de 'transición', la casa que actualmente acoge a 12 personas trans, quienes asisten a talleres de salud, psicología y contribuyen entre todas para la convivencia.

Odalys manifiesta que es necesario hacer un censo real, pues a diferencia del registro oficial, según sus datos existen 160 mujeres trans presas en el país. Finalmente, recalca que lo único que le pide al sistema es que siendo culpables o no se garantice el derecho a una sentencia con dignidad. "Que nos escuchen; cuando una compañera diga me están violando, nos escuchen, somos seres humanos".

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