Las historias de los ecuatorianos asesinados durante la dictadura de Augusto Pinochet, en Chile

Hoy se cumplió el plazo para que el Gobierno de Chile indemnice o repare a los familiares de las víctimas. Esperan que el caso ahora pase a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Las imágenes de los ecuatorianos Felipe Campos Carrillo y Jimmy Torres Villalba.()
11 sep 2024 , 06:00
Diego Bravo

En dos vasijas de bronce, enviadas desde Chile, llegaron las cenizas de los universitarios ecuatorianos Felipe Campos Carrillo y Jimmy Torres Villalba, quienes fueron ejecutados el 20 de septiembre de 1973, al inicio de la dictadura Augusto Pinochet. Los jarrones, de color marrón metálico, medían 30 centímetros de alto por 20 cm de ancho. Cada uno tenía grabado, en alto relieve, los nombres de las víctimas.

Sus familiares los recibieron con incredulidad, el 6 de octubre de ese año. No entendían lo que había pasado si hace poco tiempo atrás los despidieron, antes de que viajaran, con la ilusión de que se graduarían como profesionales en el país de la estrella solitaria. Junto con las vasijas, les entregaron una acta de defunción y no había más explicaciones. Todo era incertidumbre y desolación...

El entonces presidente Salvador Allende Gossens se suicidó luego de que lo cercaran con un golpe de Estado militar, el 11 de septiembre, y con ello vino una serie de atropellos y abusos de Derechos Humanos que dejaron 2 298 ejecutados y 1 209 desaparecidos, según el tomo número dos del informe de la Comisión Nacional de la Verdad y Reconciliación. En esos registros constan los nombres de cuatro ecuatorianos (tres asesinados y uno desaparecido). En la actualidad, los parientes de dos fallecidos mantienen una causa en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y están a la expectativa de que se haga justicia cinco décadas después.

Ambos estudiaban en la Universidad de Concepción, la cual se ubica en la ciudad del mismo nombre en el centro-sur de Chile, a cinco horas de la capital, Santiago. El babahoyense Torres, de 19 años, seguía kinesiología y el guayaquileño Campos, de 23, se formaba en la Facultad de Ingeniería.

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¿Sabías que?
En este miércoles 11 de septiembre de 2024 se cumplen 51 años de la dictadura militar chilena, la cual tuvo como cabeza al general Augusto Pinochet, quien era comandante del Ejército durante la gestión de Salvador Allende. El régimen militar duró hasta el 11 de marzo de 1990.

Por sus buenas calificaciones, se ganaron las becas que Chile otorgaba a los mejores alumnos secundarios de la región. "Mi hermano era un buen futbolista y se ubicaba como puntero izquierdo en la cancha. Siempre soñó con jugar en el Barcelona. Se preparaba en kinesiología porque era una carrera que, de alguna manera, se relaciona con el balompié y da tratamiento a las lesiones de los deportistas", contó Samuel Campos, hermano de Felipe.

También lo admitieron en la U. de Concepción por mérito especial de su hermano José Campos, quien se destacaba en el cuarto año de Medicina en el mismo centro superior. Otro factor que influyó es que no existía una escuela de kinesiología en Ecuador, por lo que se tenía la expectativa de que sea el primero en obtener esa carrera. Su apoderado era Joel Salamanca, cuyo testimonio resultó crucial en las investigaciones de este caso, indicaron medios chilenos.

Kenny Torres, hermano de Jimmy, lo recuerda como un joven inteligente que siempre destacó en el colegio Adolfo María Astudillo de su ciudad. De hecho, en 1972, le dieron la beca 'Profesor Salvador Galves Rojas' como el mejor estudiante de América Latina. Antes de eso, él ya cursaba el primer año en la Facultad de Ingeniería en la Escuela Politécnica del Litoral (Espol) de Guayaquil, pero no dudó en viajar a Chile cuando se le presentó la oportunidad en marzo de 1973.

Mario Olavarría, director de la escuela de Ingeniería y apoderado de Jimmy contó a medios chilenos que su pupilo era un introspectivo y estudioso, de gran inteligencia. Hábil para las matemáticas. Jamás estuvo involucrado en asuntos políticos y solo se dedicaba a sus estudios, pues deseaba fervientemente terminar su carrera profesional.

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¿Sabías que?
Aparte de Felipe Campos y Jimmy Torres, los otros ecuatorianos víctimas en Chile fueron Sócrates Ponce Pacheco, muerto en Santiago en septiembre de 1973. José Félix García Franco fue detenido y desaparecido en Cautín, en el mismo mes y año.

Olavarría y Salamanca indicaron al diario La Tercera que los ecuatorianos fueron el mismo 11 de septiembre a presentarse al consulado de Ecuador, en donde el diplomático a cargo les recomendó ir a Carabineros para que informen sobre su situación como estudiantes extranjeros. Este consejo que fue obedecido por los chicos, lo cual recibió una felicitación de los uniformados. Les interesaba aclarar que no eran extremistas de izquierda. Además, sus apoderados tenían una marcada filiación política antisocialista.

Pese a ello, su vida se acabó. Olavarría y Salamanca recordaron que sólo los vieron días después tendidos en la fría losa de una morgue. ¿Cómo los apresaron? ¿Qué ocurrió con los compatriotas? Campos y Torres eran compañeros de habitación en la universidad. Solo se dedicaban a estudiar y su objetivo era convertirse en los mejores alumnos de sus promociones.

Lo que se conoció es que ellos fueron capturados por carabineros que los identificaron con grupos extremistas de izquierda, lo cual era completamente falso​​​​. La Comisión de Verdad y Reconciliación afirmó, en 1991, que los estudiantes estuvieron recluidos en la Cuarta Comisaría de Carabineros de Concepción y que “fueron ejecutados por agentes del Estado”. Las investigaciones judiciales señalan que fueron detenidos entre el 16 y 19 de septiembre “sin orden judicial ni administrativa competente” por agentes de Carabineros y los llevaron a la Cuarta Comisaría.

De allí fueron sacados, la noche del 19, por una caravana policial que inició su camino desde la guardia por calle Salas. Los trasladaron hasta el sector de la desembocadura sur del río Bío Bío, para ser acribillados. Un día después, los cuerpos fueron encontrados por el pescador Gabriel Gaete, en Boca Sur del afluente, partidos por la mitad y sin sangre. Estaban amarrados con unas mangas de camisas de Carabineros.

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"Por eso es que yo me atrevo, en mi calidad de presidente de la República, a asumir la representación de la nación entera para, en su nombre, pedir perdón a los familiares de las víctimas"

Patricio Aylwin, expresidente de Chile, al dar a conocer a la ciudadanía el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, el 4 de marzo de 1991.

Han pasado 51 años y a sus familiares les cuesta aceptar lo que pasó. En sus casas de Babahoyo y Guayaquil, guardan las fotografías y otros recuerdos de las víctimas. Las cenizas de Campos fueron llevadas a un camposanto en donde su familia le deja flores. Sus parientes son cristianos y oran por él cada vez que se reúnen en sus ceremonias. religiosas.

Samuel Campos recuerda que, en el viejo Guayaquil de los años 50 cuando eran niños, solían jugar indorfútbol en lo que hoy es la avenida del Ejército, que antes era de tierra. Se reunían con los chicos del barrio y organizaban los partidos. Su hermano era muy alegre, por lo que resulta difícil entender cómo murió de una forma tan violenta. Era de baja estatura, cabello negro y tez trigueña. Se destacaba por ser fornido. Dominaba muy bien el balón en la banda izquierda. En las tardes era fijo que se reúnan para divertirse luego de hacer las tareas escolares.

Las cenizas de Torres fueron enterradas junto a su madre, Blanca Villalba Vera, quien falleció hace seis años en Babahoyo. Antes, permanecieron por más de cuatro décadas en la casa de su hermano, Kenny. "Psicológicamente nos afectó a todos. Éramos muy pobres porque mi papá era pintor de obra y así nos mantuvo toda la vida. Logramos estudiar con su sacrificio".

Crecieron en las calles Pedro Carbo y 5 de Junio, en el centro de Babahoyo. Era un ambiente acogedor y familiar porque eran muy unidos pese a las dificultades económicas. Jugaban en la calle, pero nadie podía quedarse pasadas las 21:00 porque su padre ya llegaba a casa a esa hora. Ambos provenían de ciudades diferentes del Ecuador, pero encontraron la muerte en Concepción y sus allegados solo piden que haya justicia.

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Comisión Interamericana de Derechos Humanos

Jorge Sosa es abogado de los familiares de los estudiantes ecuatorianos asesinados en Chile. En una entrevista con Ecuavisa.com, afirmó que Campos y Torres tenían señales de tortura con cigarrillos y descargas eléctricas, presentaban múltiples heridas de bala, golpes en la cabeza y fracturas. Esta información consta en el informe Rettig que es citado también en el reporte de admisibilidad número 153/17 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Con base en la versión de un agente que fue parte de las pesquisas en este caso y cuyo testimonio se difundió en la prensa chilena, pudo conocer los torturaron para que los ecuatorianos revelen las identidades de otros supuestos líderes de izquierda. Sin embargo, los chicos no tenían nada que delatar y murieron.

En lo legal, el caso ya pasó la fase de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Es decir, ya se emitió un informe y se le ha dado el estado chileno el plazo de dos meses, contados desde el 9 de julio de 2024, para que cumpla con reparaciones materiales e inmateriales. Es decir, tiene que otorgar una indemnización.

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Se puso como víctimas compensables a quienes son actualmente los familiares más cercanos, que son los dos hermanos. "Hubo una violación grave a los Derechos Humanos, es decir, como un crimen de lesa humanidad", apunta.

Para Sosa, la sentencia puede aportar muchísimo para el tema de la tipificación de las legislaciones nacionales, que no todos las tienen en temas de delitos de lesa humanidad. Es importante porque de alguna manera genera una memoria histórica contra la dictadura de Pinochet. Sería el primer caso que ya genere una memoria histórica.

"La CIDH me ha preguntado si quisiéramos nosotros que pase el caso a la Corte IDH y evidentemente contestamos que sí. Creemos que el Gobierno chileno no va a querer determinar ningún grado de reparación", expresó el jurista.

Sosa dijo que ayer se cumplió el plazo y el Estado chileno no reparó ni indemnizó a las familias de Felipe Campos y Jimmy Torres. Por eso, se presentó un escrito indicando que Chile no se cumplió en lo solicitado por la CIDH. Insistió que el caso pase a la Corte IDH. "Hoy, la Comisión seguramente ya tiene una decisión sobre el tema".

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