Helena Gualinga y Verónica Grefa: las voces jóvenes en la defensa de la Amazonía

Ellas comparten las mismas causas, pero se diferencian en la forma de luchar por ellas.
Voceras por los derechos indígenas y contra el cambio climático.
30 ene 2021 , 03:08
Redacción

Ambas son jóvenes, mujeres e indígenas. per se, pues nacieron en comunidades en resistencia, alzar la voz por el derecho de su territorio y la justicia climática es lo que han conocido desde siempre. (18 años), defensora de los derechos de los indígenas, criada en el pueblo Sarayaku localizado en la provincia de Pastaza, y Verónica Grefa (21 años), es presidenta de la comunidad kichwa Toyuca, que habita en las riberas del río Coca en Napo. Aunque las unen sus causas, las diferencian las formas de luchar por ellas. Helena lo hace entre Sarayaku y Finlandia, país donde nació, o asistiendo a foros internacionales como en 2019 a la COP25 en Madrid para exigir políticas climáticas eficientes. Mientras que, Verónica lidera la lucha desde el territorio, siendo la portavoz de una comunidad de s, organizando marchas e impulsando la defensa de su tierra ante la presencia de petroleras. Así complementan esfuerzos para alcanzar un mismo fin:

 

Sus antepasados fueron el ejemplo para que hoy ambas sigan sus pasos. “Sarayaku ha tenido una lucha histórica contra las petroleras, y justamente esa lucha fue cuando yo era muy pequeña, entonces al ver todo, me he involucrado en visibilizar la lucha de las comunidades y involucrarnos y ser parte (...) No lo llamo activismo porque creo que es  una forma de vivir en las comunidades, es una lucha constante”, expresa Gualinga, quien viene de una familia de defensores por los derechos de la naturaleza. Bajo la misma dinámica creció Veronica, “ han hecho este proceso de lucha por una vida digna, más que todo ante las petroleras, entonces esto viene desde nuestro mayores, con nuestra voz”, reconoce Grefa, quien a pesar de su corta edad lidera toda una comunidad.   

 

Ambas concuerdan que gracias a las  lo que viven sus comunidades ahora puede quedar registrado, causando impacto no solo dentro del país, sino en el mundo. “Los jóvenes tenemos un rol muy importante, lo que está pasando en nuestras comunidades”, destaca Gualinga, y agrega que aunque la lucha siempre estuvo vigente, ahora existe más conciencia precisamente por la difusión, un recurso que hace 20 años era un reto. Verónica también ha visto que el uso de la tecnología puede jugar a favor de las comunidades, “a través de las redes sociales se ha logrado transmitir lo que se vive en territorio, esa indignación que nosotros estamos sintiendo, por las afectaciones a la salud”, dice.  

 

La doble pandemia

Las crisis se multiplicaron en el 2020 para las comunidades indígenas: La pandemia causada por el coronavirus, una inundación implacable y un nuevo derrame petrolero, considerado uno de los peores en los últimos 15 años. Todo al mismo tiempo. “El derrame comenzó el 7 de abril cuando empezábamos a sufrir por la pandemia, como somos de territorio habitamos aislados teníamos la seguridad de que nos podíamos proveer del río, que es nuestra fuente de alimentación. Cuando vino el derrame vivimos una doble pandemia, sin alimentación, ni agua segura”, recuerda Verónica y agrega que el 1 de mayo presentaron una acción de protección, la cual fue atendida dos meses después, y en septiempre el juez rechazó las medidas cautelares. “Los mayores, ni los niños sabían lo que es el petróleo y tuvieron contacto directo con el agua, empezaron a enfermarse con laceraciones en la piel, hicimos manifestaciones esperando justicia, pero al Estado ecuatoriano le importaba más sus ingresos que la salud de sus habitantes”, reflexiona Grefa. Actuamente se encuentran en proceso de apelación. En momentos como estos, dice Gualinga, la incidencia en redes fue clave para pedir ayuda. En su caso cuando sucedió la crecida del rio Bobonaza, "en esa desesperación los jóvenes de Sarayaku utilizaron las redes para difundir la información y de esa manera llegar a mucha gente para dar una ayuda a quienes lo necesitaban. Ese es un ejemplo de la fuerza que tienen los jóvenes en las comunidades", destaca.

Causas compartidas

Tanto para Helena como para Verónica la defensa de sus territorios es un modo de vivir, aunque lo hacen desde diferentes plataformas. Helena es el eco de las luchas de las comunidades para que sean visibles a más personas alrededor del mundo, “son maneras distintas, pero nos apoyamos entre nosotras y eso es lo fuerte entre los jóvenes”, dice Gualinga y Verónica, en cambio, lucha en territorio liderando a su comunidad, e inspirando a otras a hacer los mismo. Ella agrega: “Nosotros los indígenas nos caracterizamos no solo por la lucha, también por la unión, y trabajamos por un mismo objetivo, haciendo resistencia”. Todo está conectado, dicen, por eso la defensa por el cambio climático no es una lucha a parte. “Las empresas petroleras están presentes en el territorio de los pueblos indígenas y al mismo tiempo están contribuyendo al cambio climático, esa en una relación muy importante, esa conexión la hemos visto y ahora la lucha por el territorio también es una lucha por el clima”, describe Gualinga.

Promesas en tiempos electorales

El próximo 7 de febrero son las elecciones presidenciales, muchos de los candidatos han optado por impulsar un discurso verde. Ante las propuestas, Verónica es clara y expresa que no espera que un presidente prometa que no va a explotar petróleo, aquello sería mentira, reconoce, pero al menos pide que les den seguridad de una vida digna y libre de contaminación. Para Gualinga, en cambio, no hay tiempo que perder y el enfoque climático debe ser un punto principal al momento de elegir por quién votar, “en un momento tan crítico con la crisis ambiental y climática, no podemos permitir que otro gobierno siga explotando nuestros territorios y los pueblos indígenas. No es posible que por justificaciones económicas sigamos explotando todo lo que nos da vida".

Resultados

El pasado 25 de enero tres bancos europeos anunciaron que dejarán de financiar el comercio de petróleo, lo que significa que 10.000 millones de dólares ya no serán invertidos. Asimismo, un día después en Sucumbíos una apelación presentada por varias niñas indígenas, que busca eliminar los mecheros de combustión en la Amazonía fue aceptada. “Es algo histórico y simboliza toda la lucha del pueblo indígena y muchas generaciones”, enfatiza Gualinga, reconciendo que los logros de hoy son enfuerzos que se llevan trabajando hace muchos años atrás.

Así Helena y Verónica son dos mujeres jóvenes que están marcando el camino de quienes vienen detrás, tal cual hicieron con ellas sus antepasados. Aunque lo hagan de formas distintas se dirigen hacia la misma causa: Proteger a la naturaleza.

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