Los médicos y pacientes tienen dudas de que las falencias del sistema de salud se solucionen al corto plazo
En los últimos cinco días, el presidente Daniel Noboa le ha dado una particular atención a los problemas del sistema de salud, que se mantienen latentes desde administraciones anteriores. Las quejas por la falta de citas, medicinas escasas, materiales quirúrgicos insuficientes y equipos para diagnóstico dañados, no han cesado desde que el gobierno actual asumió funciones, hace siete meses.
Por ello, mediante decreto ejecutivo firmado el pasado 26 de junio de 2024, el Mandatario dispuso al Ministerio de Salud que en 90 días todas las unidades tengan los equipos de diagnóstico a disponibilidad de la atención a los ciudadanos, también se ordena que se controlen las jornadas de trabajo del personal de salud.
Dos días después, la Presidencia informó la asignación de USD 100 millones para la atención en salud. El objetivo de esa transferencia es garantizar los tratamientos de las personas con enfermedades catastróficas, raras o huérfanas; también se debe realizar el pago a los prestadores de servicios médicos externos para que los pacientes continúen recibiendo la atención.
A la par, Noboa pidió al Ministerio de Finanzas asignar recursos al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), con ello se llegó a un acuerdo de pago con la Sociedad de Lucha Contra el Cáncer del Ecuador (Solca), que días antes había anunciado la suspensión de la atención a pacientes oncológicos nuevos, derivados.
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Pese a esos anuncios, los pacientes y los médicos, de la red de salud pública y del IESS, tienen pocas expectativas de que los problemas, en su mayoría heredados, se solucionen al corto plazo y tienen la preocupación de que algunos pacientes no pueden esperar.
Peregrinar por medicinas o atención médica es la realidad de los pacientes
Carla Morán, comerciante independiente, contó a Ecuavisa.com que intentó acudir a un hospital público por un dolor en la zona abdominal, sin embargo, en el sitio había muchas personas y emergencias, aparentemente más importantes. Finalmente, tuvo que recurrir a remedios naturales.
Casos como esos abundan; sin embargo, personas con enfermedades raras o crónicas viven ese viacrucis de forma constante y las consecuencias de no recibir la atención oportuna o los medicamentos de sus tratamientos son graves.
Rocío Soria padece de hipertensión pulmonar y dice que a la par de la lucha que lleva contra la enfermedad, también combate una batalla contra el sistema de salud por las trabas que encuentra todos los meses para acceder a sus medicinas, en los hospitales del IESS en Guayaquil.
Cuenta que para comprar sus medicinas necesitaría unos USD 1 200 mensuales, solo en fármacos. Aparte debería pagar las consultas médicas con los especialistas y los exámenes que debe practicarse cada tres meses. Por eso, atenderse en el seguro social es su única alternativa, a pesar de que hay meses que recibe los medicamentos y otros que no.
Soria integra un colectivo de personas que padecen esa enfermedad y dice que en lo que va de 2024 conoce seis casos de pacientes que murieron por no recibir sus tratamientos a tiempo.
Ana Fernanda Sánchez, representante de la Casa de la Diabetes, relata problemas similares. Explica que los pacientes con esa enfermedad, dependiendo del tipo de diabetes, necesitan medicinas de uso diario como la insulina, pero que la escasez lleva ya varios meses. Añade que el problema es a escala mundial, pero que hay ciertas alternativas que podría aplicar el sistema de salud para evitar el deterioro en los pacientes.
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En Ecuador, 1 de cada 18 personas tiene diabetes, según una encuesta nacional realizada por esa organización. La más común es la tipo 2, que puede controlarse con medicación oral. Sin embargo, Sánchez explica que cuando no se entrega la medicina, las personas sienten solo ligeros cambios en su salud, pero si la desatención se prolonga, el cuadro puede empeorarse y ese paciente resulta más caro para el Estado.
La solución de los problemas tomará más tiempo que 90 días
"Es terriblemente difícil ejercer la profesión", dice Wilson Tenorio, presidente de la Federación Médica Ecuatoriana, al consultarle cómo es ser doctor en centros de salud del MSP o del IESS.
Relata que no cuentan con los insumos para las intervenciones y que ven cómo los padecimientos de sus pacientes empeoran, sin que ellos puedan evitarlo.
El principal problema que identifica es la falta de recursos y la burocracia alrededor del sistema de contratación, porque cuando hace falta algún insumo, demoran mucho tiempo en cumplir los trámites.
Además, según el representante gremial, esa dificultad está presente en los dispensarios médicos, de atención primaria, hasta en las unidades a cargo de tratamientos de enfermedades catastróficas.
En cambio, para Gustavo Dávila, de la Alianza Nacional por la Salud, el problema radica en la corrupción. Dice que los últimos tres gobiernos les explican que hay mafias enquistadas en el sistema, pero que ninguno ofrece una solución real. Eso se hace visible cuando autoridades hablan de que hay un 90 % de medicinas, pero los pacientes solo reciben un 60 % de la receta.
También cuestiona que la designación de autoridades sea una tarea política y no técnica. Dávila explica que cada que logran acuerdos con algún gerente de un hospital, hay cambios y nuveamente llegan personas que no conocen del sistema público.
Los pacientes y médicos tienen bajas expectativas a que se cumpla el ofrecimiento de mejora porque dicen que si no se respeta la constitución, al no garantizar la salud como un derecho, menos se va a respetar un decreto presidencial.
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