Los guayaquileños y los lugares de antaño que tienen historia
El guayaquileño es una persona con una característica especial que lo arraiga a su tierra.
El guayaquileño es una persona con una característica especial en su temperamento. Son personas muy alegres, esnobistas, muy asequibles a toda corriente foránea. Son tradicionistas hasta cierto punto, pero toman cosas foráneas que es lo normal dentro de la globalización.
Como ha sido puerto, el guayaquileño es muy apegado a ciertas tradiciones propias como la comida, la música, las formas de enamorar y cosas por el estilo que todavía se conservan, aunque tenemos más tendencia a coger cosas foráneas.
Por ejemplo el guayaquileño romántico del tiempo moderno sigue llevando sereno aunque ya no hay la costumbre de antes de ir y cantarle en el balcón. Sigue consumiendo las comidas típicas, el ceviche, el encebollado después de una noche de farra, la cerveza. Es decir, sigue apegado a sus tradiciones.
La avenida 9 de Octubre destaca con sus casas antiguas de madera, a inicios del siglo XX. Al fondo está la estatua en homenaje a los próceres de 1820 que fue construida para celebrar el centenario de Independencia de Guayaquil y donde además los guayaquileños de antes pasaban gran parte de su tiempo.
Algo que se ha perdido es la costumbre de salir a caminar. Ahora hay otras opciones como los centros comerciales, el viaje a la playa. Antes, la gente salía en la noche a pasear en familia por la av. 9 de Octubre hasta el Malecón a coger el fresco. Era por el clima. Se hizo desde el siglo XIX hasta el siglo XX allá por los años 70. Las visitas eran luego de la merienda. Se compartía más entre familia y amigos. Se hacía la visita obligada para ir a ver a los abuelos y los tíos cosas que se han perdido. Se sale del trabajo, vamos a la casa a ver a la familia y no hay tiempo para tener ese intercambio familiar y cultural de antes donde se conversaba mucho.