El tormento del transporte público: la contaminación emitida por buses en Ecuador
La huella de la contaminación ambiental está reflejada con el hollín impregnado en las ventanas, paredes y puertas de Quito y Guayaquil. Como parte del especial El tormento de transporte público se recogen estudios realizados en ambas ciudades indican que la carga de sustancias químicas, polvo, hollín y metales superan los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un estudio realizado en el 2022 y publicado este año por la Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito detectó que en el sector conocido como El Trébol, en el sur, o cerca de la Universidad Central, en horas pico, existe un contaminante conocido como material particulado PM 2.5.
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Son residuos muy pequeños suspendidos en el aire que contiene sustancias químicas, polvo hollín y metales.
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Estas partículas contaminantes deben tener un límite para no generar enfermedades. La Organización Mundial de la Salud establece un techo de 15 microgramos por metro cúbico, pero en Quito en horas pico llegaban a 32,5; es decir más del doble.
Los expertos indican que el incremento corresponde al incremento del parque automotor y especialmente a los gases que emiten los buses que funcionan a diésel.
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