¿Existe justificación científica para la adicción al sexo?
La adicción al sexo no está incluída en el Manual de Desórdenes Mentales.
La hipersexualidad o adicción al sexo no figuró como enfermedad en el más reciente Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders o DSM 5, que es el texto fundamental para el diagnóstico de las enfermedades mentales, en Estados Unidos.
Por primera vez, investigadores de la UCLA estudiaron el comportamiento cerebral en la llamada hipersexualidad. El estudio encontró que la actividad cerebral ante imágenes sexuales, de individuos que padecen esta condición, no estaba ligada de ninguna forma a su comportamiento; sino que se trata de mero deseo sexual.
En otras palabras, la hipersexualidad no se explica a través de la actividad cerebral, simplemente se trata de una libido alta, dijo Nicole Prause, una investigadora del departamento de psiquiatría del Semel Institute of Neuroscience and Human Behavior de la UCLA.
Se diagnostica hipersexualidad a quien tiene urgencias sexuales, fuera de control, sin capacidades para apaciguar sus deseos sexuales, anteponiendo la satisfacción a cualquier otro aspecto de sus vidas. Prause y sus colegas afirman que tales síntomas no son necesariamente representativos de una adicción, de hecho, un alto deseo sexual, no patológico, podría explicar ese comportamiento.
La única vía para discernir entre si se trata de una patología o no, es medir la respuesta cerebral ante estímulos con imágenes sexuales en individuos que tengan un deseo sexual tan alto como para que influya en su vida social. En caso de sufrir una adicción, las respuestas cerebrales ante los estímulos visuales tendrían que ser altas, tal como ocurre con un adicto a la cocaína.
En estudio de la UCLA se analizó la actividad cerebral de 52 voluntarios en total, con edades de los 18 a los 39 años, que reportaron ser adictos al sexo. Las imágenes de las ondas cerebrales se obtuvieron por medio de electroencefalografías.
Los voluntarios fueron expuestos a una serie de fotografías escogidas cuidadosamente para evocar sentimientos agradables o desagradables mientras se revisaba su actividad cerebral.
Los investigadores pusieron especial atención a las respuestas cerebrales después de los 300 milisegundos de exposición a las imágenes, a este momento se le llama respuesta P300, que es la medida básica utilizada en muchos estudios de neurociencia.
Los investigadores no observaron ningún pico en la actividad cerebral de la respuesta P300; de modo que pese a toda la especulación existente acerca del efecto de la hipersexualidad en el cerebro, resolvieron que no se trata de una patología.