El coronavirus, otro golpe al Miss Venezuela
El programa de elección y coronación tuvo que adaptarse al distanciamiento social.
Por primera vez en casi siete décadas, la llamada “noche más linda” de Venezuela no será tan bonita.
La pandemia del coronavirus dio un nuevo golpe al Miss Venezuela, que en los últimos dos años se ha visto envuelto en escándalos y demandas, obligando a sus organizadores a hacer un certamen mucho más modesto, sin ningún tipo de entretenimiento musical. Este año los espectadores tendrán que conformarse con desfiles y una coronación grabadas.
El Miss Venezuela, al igual que muchos programas televisivos alrededor del mundo, tuvo que adaptarse a las exigencias del distanciamiento social impuestas desde mediados de marzo y a estrictas normas de bioseguridad para garantizar que ninguna de las 22 candidatas, las decenas de personas que trabajan alrededor de ellas y el equipo del canal privado Venevisión, que produce y transmite el programa, resultaran contagiados.
“La necesidad agudiza el ingenio”, afirmó la gerente general de la organización, Nina Sicilia, al hablar de los retos que representó, en medio de una pandemia y de la compleja crisis que golpea a Venezuela, sacar adelante la 67ma edición de un certamen que ha desembocado en siete coronas de Miss Universo, seis de Miss Mundo, siete de Miss Internacional y otros 100 cetros, y que ha convertido a la nación suramericana en referente mundial de los concursos de belleza.
“Lo que hemos hecho es reacomodarnos, reajustar los recursos disponibles, las oportunidades, y tener algo siempre en mente que es el foco y el objetivo: hacer un Miss Venezuela”, expresó Silicia, Miss Internacional 1985, en una entrevista con The Associated Press.
Hace dos años, Sicilia, María Gabriela Isler (Miss Universo 2013) y Jacqueline Aguilera (Miss Mundo 1995) asumieron el comité ejecutivo de la organización, que fue sometida una reestructuración tras la abrupta salida de Osmel Sousa, el llamado zar de la belleza venezolana, quien dirigió el certamen por casi cuatro décadas.
Para Ricardo Di Salvatore, productor ejecutivo de Venevisión, la edición de este año del Miss Venezuela fue un “experimento” que llevó a un gran reacomodo. “Hacer un programa que has venido haciendo durante tanto tiempo y viviendo la adrenalina del ‘en vivo’ por 3 horas se convirtió en dos meses y medio de grabaciones individuales con las participantes, donde las normas de bioseguridad fueron también protagonistas”, dijo.
La ausencia de referencias para hacer un evento de este tipo bajo las circunstancias actuales llevó a los organizadores a innovar y apoyarse en “reality shows en España y Estados Unidos, una premiación de cine en Italia y uno que otro desfile virtual de diseñadores reconocidos”, precisó Di Salvatore.
Fue así como los organizadores decidieron grabar a cada una de las candidatas por separado sin tapabocas, en los diferentes desfiles y apariciones en escena, y luego ensamblar todas las tomas en postproducción para simular que estaban juntas. El resultado se verá el jueves por la noche por Venevisión.
En otros países de la región, como Panamá y Colombia, también se han llevado a cabo concursos de belleza en medio de la pandemia.
En julio se efectuó la elección de Miss México Grand, un concurso menor que según el director nacional de Miss México, Adán Sotelo, fue el primero que se celebró en la región en tiempos de COVID-19 bajo un esquema de selección virtual con las chicas desde sus casas, a las que se hizo entrevistas y exámenes vía Zoom.
“Tuvimos casi 700.000 usuarios viéndola vía Facebook, pero nos faltó la emoción del certamen en vivo y la joven que ganó dijo que le faltaron los abrazos”, indicó Sotelo. El directivo anunció que para finales de octubre está pautada la elección de Miss México que irá al Miss Mundo.
En Argentina, el mes pasado comenzó la preparación de las candidatas a Miss Argentina con clases virtuales de maquillaje, pasarela, cultura general, oratoria y canto, y para finales de octubre la ganadora recibirá la corona y el cetro en su casa de manos de la reina saliente.
La coronación de la nueva Miss Venezuela y otras dos finalistas no se verá en el canal privado hasta el viernes, en otro programa grabado.
Sicilia descartó que el hecho de que el certamen sea pregrabado vaya a restarle emoción. Recordó que durante el “opening” del show todas las candidatas lloraron en los desfiles y tuvieron que retocarles el maquillaje y volverlas a grabar desfilando.
Esta edición, el proceso de preparación de las candidatas, que se extendió por unos seis meses, también sufrió cambios, ya que se realizó casi en su totalidad por internet y solo contó con una clase presencial semanas antes del evento, en un gran salón de Venevisión, donde las jóvenes fueron divididas en pequeños grupos para guardar distanciamiento social y debieron usar tapabocas.
Bajo un estricto confinamiento en sus casas, las 22 aspirantes — mujeres de 18 a 26 años que incluyen médicas, abogadas, periodistas, educadoras y hasta una ex cadete de la Armada — debieron aprender a distancia a caminar por la pasarela, maquillarse y desenvolverse ante las cámaras, con la ayuda de aplicaciones como BlueJeans y WhatsApp.
Aprender a hablar en público a través de una pantalla puede parecer una tarea imposible, pero el profesor de oratoria del Miss Venezuela, Dave Capella, se muestra confiado de los resultados que lograron sus 22 alumnas.
Capella relató que en una primera etapa trabajó en grupos con las candidatas, y luego pasó a un entrenamiento individual por WhatsApp en el que se concentró en enseñarles a respirar, desenvolverse en escena, dicción, oratoria, y el uso del teleprompter.
Al hablar de las dificultades que debió sortear para entrenar a distancia a las jóvenes, admitió que fue complicado identificar la “manifestación del miedo escénico”, pero que logró superar ese obstáculo pidiéndole a las candidatas que se sinceraran y reconocieran sus temores.
Para entrenarlas, dijo, recurrió a videos de concursos internacionales y utilizó las preguntas que le hacían a las participantes en esos eventos para interrogarlas y desarrollar su capacidad de improvisación.