Liga Pro: víctima de su propia ambición y poca transparencia

GolTV quiere pasar de deudor de la Liga Pro a exigir un pago porque le terminan el contrato.
Imagen de la previa de un partido de la Liga Pro serie B en Quito.()
14 jun 2024 , 11:52
Marco Carrasco

La reciente polémica entre la Liga Pro y GolTV no es solo un conflicto contractual; es un síntoma claro de los males que aquejan al fútbol ecuatoriano: la ambición desmedida y la falta de transparencia.

El rechazo de GolTV a la terminación anticipada del contrato y la amenaza de una multa que, según información extraoficial sería de 15 millones de dólares, han puesto en evidencia un problema que viene gestándose desde hace tiempo.

Cuando en 2018 se firmó el contrato con GolTV, se prometió un pago base de 314 millones de dólares a lo largo de una década, con la proyección de 265 millones adicionales en excedentes que, como ya sabemos, nunca se materializaron.

Estos números generaron expectativas desmesuradas entre los clubes, que esperaban recibir unos 30 millones de dólares por temporada. Esta promesa seductora no solo avivó la ambición, sino que cegó a la Liga Pro y a los clubes ante la necesidad de un análisis riguroso y una planificación realista.

La realidad ha sido diametralmente opuesta a las promesas. La Cablera pagó al día solo los dos primeros años, pero desde 2020, cuando vino la pandemia del Covid-19, empezaron los atrasos. GolTV ha acumulado una deuda de 19 millones de dólares con los clubes, y los pagos prometidos nunca se cumplieron en su totalidad.

Los clubes, cuya economía depende en gran medida de estos ingresos, se encuentran en una situación desesperada. Entre el 70% y el 95% de su presupuesto anual proviene de estos fondos, lo que ha llevado a muchos a enfrentar deudas, desde servicios básicos hasta salarios de jugadores.

La paciencia que Loor pedía a los clubes, argumentando que era mejor esperar los pagos atrasados que romper el contrato, ahora parece una estrategia fallida.

La Liga Pro siempre tuvo en sus manos la opción de terminar el contrato de forma unilateral por falta de pagos, pero eligió no hacerlo. Esta decisión podría interpretarse como un acto de buena fe, pero también puede verse como un reflejo de la ambición y la esperanza de que, eventualmente, GolTV cumpliría con sus obligaciones.

El contrato con GolTV nunca se hizo público, lo que agrava la situación y arroja una sombra de duda sobre las intenciones y las acciones de la Liga Pro.

La falta de transparencia ha sido un factor determinante en la crisis actual. Los clubes y la Liga Pro se encuentran ahora en una posición vulnerable, víctimas de su propia falta de claridad y responsabilidad.

GolTV, por su parte, ha rechazado los presuntos incumplimientos alegados por la Liga Pro y ha asegurado que continuará con la transmisión de los partidos, aunque la Liga Pro ha puesto un alto a estas intenciones.

La empresa de Paco Casal acusa a los clubes de incumplir el contrato, pero no ha proporcionado detalles claros al respecto. Esta situación ha creado un ambiente de incertidumbre y desconfianza que perjudica a todas las partes involucradas.

La burbuja económica del fútbol ecuatoriano se reventó hace tiempo, y esta crisis solo ha confirmado su colapso. La Liga Pro y los clubes deben aprender de esta experiencia y adoptar un enfoque más transparente y realista en el futuro.

La ambición desmedida y la falta de transparencia no pueden seguir siendo los pilares sobre los que se sustenta el fútbol ecuatoriano. Es hora de reconstruir sobre bases más sólidas, con contratos claros, expectativas realistas y una administración que priorice la transparencia y la sostenibilidad a largo plazo.

Con una descarada actitud, ahora GolTV quiere pasar de deudor de la Liga Pro a exigir un pago millonario porque los clubes le terminan el contrato.

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