Una mirada íntima a las talentosas futbolistas de la Superliga Femenina ecuatoriana
Bajo los tres palos, no solo es guardameta, es líder indiscutible, tiene personalidad, voz de mando, capacidad de comunicación. Es la capitana del equipo.
Andrea Vera es la arquera titular de Dragonas de Independiente del Valle, el campeón de la Superliga Femenina. Cada vez que el silbato suena y el balón rueda, ella se vuelve barrera impenetrable.
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Pero cuando deja los botines, es una estudiante aplicada que, a los 31 años, ha sumado tres títulos: kinesióloga, máster en Gestión Deportiva y un diplomado en Negocios Deportivos de la FIFA.
“Me gusta mucho el tema dirigencial, creo que hacen falta mujeres en la toma de decisiones, creo que las cosas pueden cambiar si es que nos fusionamos entre hombres y mujeres”, dice Andrea Vera jugadora de Dragonas IDV
Andrea vive en el club Independiente. En su tiempo libre va a la casa de sus padres, su mamá es colombiana y es su mayor fan y testigo de sus alegrías en las canchas, como cuando fue convocada a la Selección a los 17 años.
Irene Tobar también es arquera del equipo las Ñañas, tiene 34 años, es guayaquileña y ahora vive en Pifo, cerca de Quito, en la casa club del equipo. A su edad, lleva 18 años jugando profesionalmente, ha participado en el Mundial de Canadá, la Copa América y la Libertadores.
También ella ha compartido su pasión por el fútbol con el deseo de formarse. “He jugado fútbol toda mi vida, ya es un estilo de vida para mí. Igualmente tengo mi otra profesión, soy licenciada en diseño gráfico y trato de combinar las dos profesiones", explica Irene
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Ahora abriga el deseo de abrir una academia para formar jugadoras. Es como una revancha sobre su infancia y adolescencia cuando, a los 15 años perdió a su madre.
"Quiero ayudar a niñas a que sigan creciendo, que sean otra Irene Tobar, quiero que también se contagien del deporte porque en la calle no van a encontrar nada", añade la futbolista.
De esa época recuerda las primeras atajadas de balón junto a sus amigos en la calle Ayacucho en el Suburbio de Guayaquil. Ese pasado la enorgullece, no podía ser sino futbolista porque su padre, que fue jugador profesional, siempre fue su referente.
Tatiana Bermeo, volante de Barcelona SC, es exactamente el reverso. Ella es cuencana, tiene 21 años y, a diferencia de otras jugadoras, se hizo futbolista a pesar de su mamá que se resistía a que explotara su habilidad con el balón.
Mi mamá me decía que no le gusta que juegue ese tipo de cosas, pero mi papá siempre ha sido un pilar fundamental alrededor de esto. Él se aguantaba las retadas de mi mamá para que yo esté jugando", explica Tatiana Bermeo de Barcelona SC
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Su madre cambió cuando recibió la convocatoria de Tatiana a la Selección, a partir de ahí todo ha fluido. Ha estado en dos equipos de la Superliga, Rocafuerte y Deportivo Cuenca, antes de ser fichada por Barcelona SC.
Su familia, es su pilar. Tiene pocos amigos y por su profesión, como en casi todos los casos de las jugadoras profesionales, tiene una vida poco común.
Ella también estudia, está en quinto semestre de derecho, carrera que piensa ejercer cuando cuelgue los botines. Pero, claro, si volviera a nacer volvería a privilegiar el fútbol, a pesar de saber que esa profesión no dura para siempre.