Diego Costa se une a lista de "desertores" de la selección brasileña

Diego Costa se une a lista de
29 oct 2013 , 04:24
Redacción

El delantero Diego Costa se unió hoy a la lista de brasileños que prefirieron vestir otra camiseta.

El delantero Diego Costa se unió hoy a la larga relación de jugadores brasileños que prefirieron vestir la camisa de otra selección y a una breve lista de futbolistas que, por uno u otro motivo, "desertaron" de su equipo nacional.

 

Diego Costa anunció hoy que rechaza la convocatoria de la Canarinha y firmó ante notario su interés en vestir la camiseta de España, país donde solicitó la nacionalidad el pasado julio, después de haber jugado dos amistosos con Brasil el pasado marzo.

 

Antes que él, otros muchos brasileños jugaron con otras selecciones y siguieron los pasos de Mazzola, que ganó el Mundial de 1958 al lado de Pelé y luego jugó con Italia en 1962 al perder espacio en su equipo nacional.

 

Thiago Motta es un ejemplo parecido, puesto que jugó con la selección brasileña sub'23 en un torneo de categoría absoluta, la Copa Oro de 2003, y luego se enroló en Italia, selección con la que participó en la Eurocopa de 2012.

 

La lista de brasileños que han jugado con otras selecciones es larguísima, con casos de éxito como Deco y Pepe, que debutaron con Portugal de la mano del actual seleccionador brasileño, Luiz Felipe Scolari, y que fueron piezas importantísimas en diferentes etapas de la selección lusa, con la que también triunfó Liedson.

 

En España no menos notorio fue el éxito del centrocampista Marcos Senna, que fue titular en el once campeón de Europa en 2008, y que siguió la estela de Donato, Becerra y Catanha.

 

El primer "desertor" que se recuerda fue Anfilogino Guarisi, llamado Filó, que jugó cuatro partidos con Brasil en 1925 y después fichó por la Azzurra en un momento de políticas internas de la Federación Brasileña por el que se excluyeron de la selección a todos los jugadores nacidos en Sao Paulo, como era su caso.

 

El caso más reciente es el de Thiago Alcántara, jugador del Bayern de Múnich, que ha preferido la selección española a pesar de ser hijo de un campeón del mundo con Brasil en 1994, Mazinho, y de que su hermano Rafinha no tenga ni un atisbo de dudas en preferir a su país de origen, con el que ha jugado en la sub'20.

 

Quién sí tuvo dudas fue Amauri, actualmente en el Parma, y que se debatió entre la selección brasileña, por la que llegó a ser convocado, y la italiana, por la que al final se decantó en 2009.

 

Otros que se vieron en la misma tesitura que Diego Costa pero optaron por Brasil fueron Daniel Alves, que coqueteó con España; Hulk y David Luiz, que tuvieron propuestas de Portugal.

 

Sin llegar a enrolarse en otros equipos, también han existido varios casos de jugadores que se han negado a vestir la camiseta de la selección más laureada de todos los tiempos.

 

Entre ellos, el lateral derecho Mário Fernandes, actualmente en el CSKA de Moscú y que se negó a acudir a una concentración de la selección brasileña en 2011, para un partido con Argentina, porque prefería jugar con su equipo de entonces, el Gremio.

 

Algo parecido hizo Serginho, prefiriendo al Milán en 2002 a ir a la selección para estar en el banquillo, por detrás de Roberto Carlos, titular absoluto en aquella época.

 

El lateral izquierdo del Real Madrid, Marcelo, pidió ser dispensado para un amistoso con Brasil en 2010, lo que le costó varios meses de castigo por parte del entonces seleccionador, Mano Menezes, que le excluyó del equipo que fue a la Copa América de 2011, pero después fue perdonado.

 

Y es que el amor a la selección y el respeto a los cinco títulos mundiales siempre han sido un requisito indispensable, exigido por la cúpula de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y muchos entrenadores, a todos los jugadores que han sido convocados.

 

El propio Scolari fue tajante hoy, en ese sentido, al afirmar que Diego Costa "le está dando la espalda a un sueño de millones, el de representar a nuestra selección pentacampeona en una Copa del Mundo en Brasil", lo que es todo un agravante a los ojos de los anfitriones del autodenominado "país del fútbol".

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