El PSG, al borde del abismo
El París Saint-Germain del ecuatoriano Willian Pacho se encuentra en un momento crítico, enfrentando un desafío que va más allá del fútbol: la reconstrucción de su identidad en medio de una sequía goleadora que amenaza con hundir su proyecto europeo.
Desde la salida de Kylian Mbappé, el equipo dirigido por Luis Enrique ha intentado llenar el vacío con una fórmula colectiva que, hasta ahora, ha fracasado estrepitosamente.
La falta de contundencia en ataque no solo ha expuesto las carencias individuales de sus delanteros, sino también las limitaciones de un planteamiento que aún busca adaptarse a la nueva realidad del club.
Es alarmante que, en cinco partidos de Liga de Campeones, el PSG solo haya anotado tres goles, y uno de ellos en propia meta. Esto no es cuestión de azar, sino de una crisis estructural. Si se concreta el fichaje de Mohamed Salah, sería un gran aporte, aunque ya para el mercado de invierno sería tarde.
El equipo que dirige el español Luis Enrique domina los partidos y genera ocasiones, pero su incapacidad para concretarlas ha expuesto una desconexión evidente entre el mediocampo creativo y una ofensiva que no encuentra su lugar.
Ousmane Dembélé, que llegó como la gran esperanza tras la marcha de Mbappé, simboliza esta desconexión. Su arranque prometedor se desinfló no solo por una baja en el rendimiento, sino por un conflicto con Luis Enrique que terminó erosionando la cohesión interna.
Su expulsión ante el Bayern y su exclusión del once titular en partidos clave son el reflejo de una relación rota que ha debilitado la autoridad del entrenador.
Por otro lado, Bradley Barcola y Gonçalo Ramos, llamados a liderar el ataque parisino, han mostrado que el peso de la camiseta es demasiado grande en momentos decisivos.
Barcola, a pesar de su talento, se ha diluido en las grandes citas, mientras que Ramos, recién recuperado de una lesión, no ha podido asumir el rol de ‘9’ letal que tanto necesita el equipo.
Luis Enrique enfrenta un dilema que pone en duda su capacidad para gestionar un vestuario plagado de egos y expectativas desmesuradas.
Si bien su apuesta por un estilo de juego dominante en posesión es coherente con su filosofía, el técnico español no ha logrado adaptarse a las particularidades de un PSG sin su máxima estrella.
Prefiere esquemas con falsos delanteros, pero esta elección solo ha profundizado la crisis ofensiva y el descontento de figuras como Kolo Muani, quien ya vislumbra una posible salida del club.
¿Un punto de inflexión en Salzburgo?
El partido contra el Red Bull Salzburgo será más que un duelo de Champions; será una prueba definitiva para un proyecto que, desde 2012, no había enfrentado el fantasma de una eliminación en fase de grupos.
Si el PSG no encuentra soluciones inmediatas, este fracaso podría tener repercusiones que trasciendan lo deportivo, afectando su posición como uno de los grandes del fútbol europeo.
El PSG necesita más que talento individual para superar esta crisis; requiere un liderazgo claro, un vestuario unido y una redefinición de su identidad futbolística. De lo contrario, los días de dominio en Francia y ambición en Europa podrían quedar como un recuerdo de una era dorada que nunca se concretó en la gloria que tanto anhela.