Sr. Contralor, esto recién empieza
Lo que ocurrió la mañana de este martes es histórico para el Ecuador en muchos sentidos. Mauricio Torres será el nuevo contralor del general del Estado completando, por primera vez en más de seis años, todas las fases de este concurso. Y hasta ahora es -desde 2008- la única ocasión en que un profesional independiente se impone en este estratégico concurso. Recordemos que el único ganador de estos procesos ha sido el vergonzoso Carlos Pólit, prófugo y con en serios aprietos judiciales en EE.UU.
Desde tal punto de vista, este proceso podría constituirse en la mejor carta de presentación de todas esas personas, analistas y políticos, que defienden la inutilidad del Consejo de Participación Ciudadana, ente organizador de estos concursos para los organismos de control, evitando así que se multipliquen las voces sensatas que piden demolerlo de inmediato.
Al constatarse que el único vocal del Cpccs que votó en contra de los resultados del concurso fue Augusto Verduga, el personaje más correísta y obsecuente de este organismo, demuestra que Torres estará en la mira de la Revolución Ciudadana, esperando someterlo.
De allí que Torres, más allá del entusiasmo general que ha causado su nominación, tendrá que saber lidiar con esa fuerza política que no le dejará tan fácilmente entrar a juzgar las cuentas, por ejemplo, de sus prefecturas y alcaldías.
Mal haría Torres en pensar que por protegerse del correísmo, su supervivencia solo es posible alineándose a la agenda del PSC o de las fuerzas políticas imperantes.
Ojo, que para destituir a un contralor, vía juicio político, solo se necesitan 70 votos.
Su gran desafío está en demostrarle al país que un Contralor técnico e independiente es posible y urgente para no seguir cayendo en el abismo de la corrupción. Y aquí hay otro dato interesante: antes de Pólit y el Cpccs, los contralores se elegían de ternas que gobiernos y congresos las procesaban. Es decir, con la sombra siempre de los políticos.
Es una gran ventaja, como asegura Torres, conocer por dentro ese monstruo burocrático. Sin embargo, si las presiones externas son manifiestas, pensemos en las que tendrá que aplacar para reducir al máximo las redes clientelares y de corrupción que cada partido, alcalde o prefecto tendrá en esas oficinas.
Finalmente, está el buen juicio y buen proceder de esta autoridad, a fin de qué, como dicen muchas autoridades y dignatarios con razón, la persecución de la Contraloría no se convierte en el gran bloqueo de la gestión pública.
Demasiados desafíos, Sr. Contralor, esto recién empieza. Ojalá usted haga por esta entidad lo que Elsa de Mena hizo por el SRI a finales de los 90.