La semana de Verónica Abad, Jan Topic y Leonidas Iza

Imagen de Verónica Abad, Jan Topic y Leonidas Iza.()
14 nov 2024 , 17:50
Carlos Rojas

Tres apuntes importantes a esta hora de la jornada...

1.- La Vicepresidenta de la República logró reunir el apoyo de buena parte de la clase política y las fuerzas sociales, así como de la opinión pública, en rechazo a la forma en la que el Gobierno suspendió sus funciones a fin de que no llegue a reemplazar al candidato presidente.

Aunque el desenlace de esta crisis depende únicamente de la acción de protección tramitada ante una jueza, los reclamos al Régimen han sido constantes, incluso desde el exterior. Es claro que Noboa, más allá de todas estas reacciones, optó por la estrategia de los hechos consumados calculando que la Justicia, vía impugnaciones y apelaciones, alargue la sentencia definitiva hasta que pasen las elecciones.

Abad corre el riesgo de que el país entero le dé la razón, pero en la práctica, el reemplazo temporal a Noboa no se concrete.

Mientras ello se despeja, hay otra carta política que la mandataria puede jugar: la resolución definitiva del Tribunal Contencioso Electoral (TCE) a la demanda por violencia política de género que interpuesta contra Noboa, la canciller Gabriela Sommerfeld y los funcionarios Diana Jácome y Esteban Torres.

Todo es cuestión de que Abad exija a este organismo una respuesta rápida esperando que el Pleno acepte sus argumentos y sancione al Presidente, pues hace pocos días, el juez Fernando Muñoz dio paso al pedido de la asambleísta Lucía Jaramillo, del oficialismo, para castigar al alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, por violencia, luego de que la llamara “niña vaga”. Si el TCE falla a favor del presidente Noboa, las críticas de que el Gobierno controla políticamente a este organismo cobrarán mayor sentido.

2. La descalificación de la candidatura Jan Topic también dejó en el país el mal sabor de que el TCE operó políticamente a favor de Noboa.

Por fuera de esta disputa, su caso devela otra crisis de grandes proporciones: la imposibilidad que tienen los partidos y movimientos políticos de contar con cuadros preparados para competir por la Presidencia de la República. Resulta patético ver cómo la única salida que tiene el movimiento SUMA es buscar un candidato presidencial a través de una página web.

¿Y la formación de cuadros? ¿Y los planes programáticos? ¿Acaso Mauricio Rodas, Guillermo Celi o los varios alcaldes, concejales y legisladores que ha conseguido esa organización en sus 12 años de existencia, no tienen la responsabilidad nacional de asumir una candidatura?

En décadas pasadas, si Rodrigo Borja, Jaime Nebot o Jamil Mahuad hubiesen sido descalificados, la ID, el PSC o la DP tenían en carpeta una serie de líderes genuinos que se hubieran puesto encima la tarea de liderar una campaña electoral. Ahí estaban Raúl Baca, Jorge Gallardo, Heinz Moelles, Luis Fernando Torres, Rodrigo Paz o Vladimiro Álvarez por citar nombres de posibles relevos.

La salida forzada y polémica de Tópic demostró -como se dijo meses atrás en esta columna y que levantó el airado reclamo de Pedro José Freile-, que las organizaciones políticas de hoy son meras tiendas de alquiler de candidatos para la temporada electoral. Penoso.

3. Llama la atención el cuidado político que el candidato presidencial Leonidas Iza pone a su discurso. El pliego de peticiones de este miércoles proyectó a un dirigente indígena con un mensaje distinto al de 2019 y 2022.

Esta vez se olvidó del pesado tema de los subsidios a los combustibles y el paternalismo estatal en todo sentido, que han deteriorado su imagen. Y aterrizó a temas mucho más razonables a la hora de llamar a una movilización nacional: que Noboa destine los recursos de la propaganda personal a pagar las clínicas de diálisis.

Se olvidó de atacar a la minería formal para exigir al Régimen que combata a la minería ilegal de forma real. También exige que el grupo empresarial de la familia Noboa se ponga al día con el SRI y que haya más presupuesto social para la atención de niños y mujeres violentadas.

Iza, a puertas de la campaña electoral, hace gala de tener mejor olfato que muchos otros políticos para medir el ánimo social.