Sacar a Pabel Muñoz, para qué...
Es muy probable que Juan Esteban Guarderas cometa un error al destinar demasiada energía en su pretendida sanción al Alcalde de Quito. En un país tan poco respetuoso de su jurisprudencia, las interpretaciones políticas son más fáciles de asumir y las que mayor adhesión social concitan, cuando el personaje aludido diseña una exitosa estrategia de victimización pública.
Eso puede ocurrir con Pabel Muñoz, el alcalde correísta que fácilmente alegará la persecución de la derecha en un contexto que sabrá venderlo como un nuevo capítulo de una innecesaria polarización de la cual, quiteños y ecuatorianos están hartos.
Guarderas, actual consejero de Participación Ciudadana, quizás tenga razón cuando cuestiona todos los esfuerzos de Muñoz por haberle hecho campaña a la candidata presidencial Luisa González. Y hasta puede tener, en el papel, todos los elementos necesarios para buscar una sanción ejemplar.
Recordemos que para este funcionario, lo que hizo Muñoz fue “inmoral”. Es decir, haberse aprovechado de su condición de alcalde para sobredimensionar a la candidata de su partido y pretender con ello más votos a su favor.
Aquello, por supuesto, no ocurrió. González perdió frente a Daniel Noboa, hecho que para muchos quiteños es argumento suficiente para virar la página y no insistir más en un comportamiento que cuatro meses después tiene un aire anecdótico.
El error de Guarderas radica, no en su quizás acertado intento por aplicar la ley a rajatabla, sino en pretender que los jueces electorales, actores políticos y la gente en general se adhieran a una causa que por difusa puede ser interpretada más bien como una vendetta.
Y vendettas es, precisamente, lo que menos necesita el correísmo para alegar persecución desde todos los costados.
Cuando la madre de las batallas, tanto en lo político como en lo jurídico, está en que la Revolución Ciudadana rinda cuentas de verdad sobre su aparente vinculación con las mafias y el crimen organizado o en evitar que la fuerza de su bancada legislativa imponga unas gravísimas reformas penales que les abre las puertas la impunidad, sancionar el comportamiento del Alcalde de Quito en la campaña, puede ser lo de menos.
Ha sido tan grave todo lo que Metástasis ha significado en la reputación del correísmo, sin dejar de mencionar el desgaste que les ha producido su fijación por querer destituir a la fiscal Diana Salazar, que figuras preponderantes como los alcaldes Muñoz y Aquiles Álvarez han optado por un mesurado silencio que incluso puede afectar la cohesión de la Revolución Ciudadana.
Por lo que haber abierto un expediente al primer personero capitalino y exigirle su renuncia puede tener un efecto contrario. Es decir, unir a todo el correísmo bajo el lema de la persecución, dándole la posibilidad de que se fortalezca en adelante.
Juan Esteban Guarderas no puede perder de vista este componente político. Por el contrario, debe evaluar si le está haciendo un innecesario favor, pues la gestión de Muñoz si bien no ha sido fabulosa, tampoco es mal evaluada por los capitalinos.